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Podcast / Tipp-Ex y el origen del líquido corrector

¿Sabes qué tienen en común una secretaria, un marido despechado, y un líquido sospechosamente blanco; con la RAE, una fórmula secreta y Víctor Hugo?. Pues no te confundas porque esta semana te voy a contar la Historia de la marca Tipp-Ex y el origen del líquido corrector.

Hoy quiero hablarte de una de esas marcas que alcanzan cotas de popularidad tan altas, que el público termina asociándolas con una clase de producto genérica. Y es que seguro que si te pregunto por una marca de líquido corrector –con las que tapas lo escrito con una especie de pintura blanca–, seguramente me digas Tipp-Ex.

Fíjate si esta asociación es tan genérica que la Real Academia Española de la Lengua, la mal llamada RAE –porque yo creo que si es Real, Academia, Española y de la Lengua, tendría que abreviarse como RALE, no RAE, pero bueno– pues la RAE ha incluido en su diccionario la palabra españolizada Típex como acepción genérica y descriptiva del producto.

También es verdad que el naming Tipp-Ex está muy bien tirado. Porque “Tipp” viene de tipografía y “Ex” es un sufijo latino que significa “fuera de”, por lo tanto puede pasar perfectamente por un neologismo muy descriptivo que defina el término: “tipografía fuera”, que es la consecuencia de usar este producto.

El origen del líquido corrector se lo debemos a una mujer llamada Bette Clair McMurray, que lo inventó en 1951. Bette nació en Dallas (Texas) en 1924 y fue inventora, empresaria y –una palabra que me vuelve loco– filántropa. En 1942, se casó con un soldado que estaba a punto de embarcar para ir a la guerra y adoptó su apellido: Nesmith. Por eso pasó a los anales de la Historia como Bette Nesmith Graham.

Aquel año de 1951 Bette Nesmith empezó a trabajar en el Texas Bank and Trust como secretaria. Justo entró cuando el banco estaba instalando las primeras máquinas de escribir eléctricas de IBM. A priori esto iba a ser una modernización que les iba a hacer el trabajo más sencillo… nada más lejos de la realidad. Nesmith y el resto de las secretarias empezaron a cometer más errores tipográficos que nunca, y cada error suponía tener que escribir la página entera de nuevo.

Al final se ralentizaban las tareas de secretaría, la carga de trabajo se incrementaba, y se desperdiciaba una cantidad ingente de papel. Así que Nesmith decidió buscar una solución al respecto. –Disclaimer… si quieres saber cuál es el origen de la máquina escribir, escucha el episodio que le dediqué la marca Olivetti la temporada pasada.–

La solución estaba en su gran afición, la pintura. Nesmith se había dado cuenta que los pintores corrigen sus errores tapándolos con más pintura, no borrándolos. Así que se pegó 5 años investigando el tema. En sus indagaciones contó con el apoyo del dependiente de la tienda de pinturas de su barrio y del profesor de química de su hijo. El resultado fue que Nesmith mezcló en su batidora varias temperas con agua, y obtuvo una pintura blanca que opacaba las letras sobre el papel y era lo suficientemente fina como para escribir encima.

Bette Nesmith, inventora del líquido corrector
Bette Nesmith, inventora del líquido corrector

Tras aquellos 5 años Bette Nesmith había ascendido a secretaria del presidente del banco y, de alguna forma, aprovechó su nueva influencia. Todas las semanas repartía entre las secretarias unas botellitas con su flamante líquido corrector. Cada vez que comerían un error mecanografiando, cogían su botellita y aplicaban con un pincel aquella pintura mágica que les permitía escribir encima sin que se notara. Pero esto a sus jefes no les molaba nada. La demanda entre sus compañeras cada vez era mayor y Nesmith tuvo que empezar a fabricarlo a gran escala.

Entonces llegó el momento en el que nuestra protagonista empezó a rumiar la idea de crear una empresa, pero el primer paso era etiquetar sus famosas botellitas blancas con un nombre comercial. Como suele ser habitual en categorías nuevas, se buscó un naming muy descriptivo: “Mistake Out” (Error Fuera).

El business fue a mayores y en 1956, convirtió su casa en un auténtico laboratorio. Tenía a su hijo y a los colegas de éste rellenando y vendiendo botellitas por toda Dallas y no le quedó otra que fundar la empresa “Mistake Out Company”.

Colección de botellas Liquid Paper en el Museo de las Mujeres (Dallas)
Colección de botellas Liquid Paper en el Museo de las Mujeres (Dallas)

Los jefes de Nesmith recelaban cada vez más de que una empleada tuviera su propio negocio y dos años después de constituir su empresa la despidieron del banco. El detonante fue cuanto menos curioso, y es que Nesmith estaba mecanografiando un documento del banco pero se equivocó y puso el nombre y la dirección de su empresa.

Como dijo Victor Hugo: “El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable; los temerosos lo llaman, lo desconocido; para los valientes es la oportunidad.” Y estaba claro que nuestra Nesmith era una tía valiente. Así que invirtió su finiquito en dar a conocer su producto.

Es verdad que primero intentó, sin éxito, vendérselo a IBM. Pero posteriormente hizo una inserción en prensa especializada en productos de oficina que le dio unos resultados asombrosos. Más de 500 secretarias de todo el país empezaron a recomendar Mistake Out, y superó los 400 pedidos mensuales. Pero lo más gordo estaba por llegar porque General Electric le encargó 300 botellas.

Liquid Paper empezó su andadura comercial con inserciones en prensa muy exitosas
Liquid Paper empezó su andadura comercial con inserciones en prensa muy exitosas

Para 1967, Mistake Out ya facturaba más de un millón de dólares. Esto la convertía en una corporación y tuvo que actualizar su nombre por el de “Paper Liquid Corporation”, y dejar lo de Mistake Out solo como nombre comercial de su producto estrella. Además hizo una inversión muy fuerte en unas instalaciones para automatizar todo el proceso. A mediados de los 70 la empresa producía 500 botellas por minuto, tenía más de 300 empleados. Gozaba de una Responsabilidad Social Corporativa (RSC) innovadora que pasaba por la creación de una guardería, una biblioteca y espacios verdes para sus trabajadores.

Pese a todos estos cambios, la esencia de su imperio era una fórmula secreta basada en un polímero termoplástico pigmentado disuelto en un solvente volátil. En román paladino, que era más difícil de patentar que capar a Dios. Entonces lo que hizo en su momento fue registrar los nombres “Liquid Paper” y “Mistake Out”… que era la forma más barata y sencilla de proteger su marca.

Por aquel entonces Nesmith se había separado, casado y vuelto separar. Su segundo exmarido, al que ella había convertido en presidente de la compañía para poder dedicarse a la filantropía y a las causas benéficas, se la jugó. Conocedor de los problemas de registro que acarreaba la patente del dichoso polímero de marras. Decidió cambiar la fórmula del líquido corrector para que su exmujer no tuviera derecho sobre los dividendos del Mistake Out.

Ante esta jugarreta, Nesmith Graham hizo valer su condición de accionista mayoritaria, dio un golpe sobre la mesa, y en 1979 vendió la empresa por 47,5 millones de dólares a Gillette (marca de la que ya te he contado su Historia). Desgraciadamente, a los seis meses de esta maniobra financiera murió de manera inesperada con tan solo 56 años.

Papel corrector ideado por Wolfgang Dabisch
Papel corrector ideado por Wolfgang Dabisch

Vale Rubén, pero entonces… ¿de dónde viene el nombre Tipp-Ex? Pues lo cierto es que es de esas paradojas en las que no se sabe muy bien si fue primero el huevo o la gallina. Porque si Bette Nesmith inventó el líquido corrector en 1951. Siete años más tarde, en noviembre de 1958 Wolfgang Dabisch presentó la patente de algo parecido en Eltville (Alemania). Oficialmente no se sabe si éste alemán plagió de alguna manera a Nesmith, o no.

A ver, en honor a la verdad su producto no era exactamente el mismo. Dabisch había ideado una especie de papel corrector. Digamos que era un papel que estaba impregnado del líquido y solo tenías que ponerlo sobre la errata y rascar el papel. Al retirarlo, el error no se veía porque había quedado cubierto de un líquido blanco.

Justo un año después de este hallazgo, en 1959, el empresario alemán Otto Wilhelm Carls fundó en Frankfurt la empresa Tipp-Ex, para comercializar el invento de Wolfgang Dabisch… y fue un exitazo desde el principio.

Otto Wilhelm Carls fundador de la marca Tipp-Ex
Otto Wilhelm Carls fundador de la marca Tipp-Ex
Primer registro de la marca Tipp-Ex
Primer registro de la marca Tipp-Ex

La empresa de Otto Carls fue la que desarrolló el mítico bote con la brocha montada en la tapa, el bolígrafo de Tipp-Ex, el rodillo corrector (Pocket Mouse).«Que es una evolución del papel corrector original–, e incluso fue quien propició que la industria de las máquinas de escribir desarrollara la tecla de retroceso para volver a escribir sobre el espacio que ocupaba un carácter borrado.

El asunto es que la marca Tipp-Ex fue creciendo como la espuma en Europa gracias a la irrupción de las fotocopiadoras, a las acciones publicitarias, y a un posicionamiento de marca basado en desdramatizar los errores que cometía la gente. Prueba de esto que te cuento es que su promesa de marca ha sido durante mucho tiempo: “Siempre puedes cambiar de opinión”. Fíjate qué enfoque tan brillante cuando, en el fondo, Tipp-Ex es una empresa que vive de los errores que cometen sus consumidores.

Finalmente, en 1997, Tipp-Ex fue comprada por otra compañía que también ha pasado por BrandStocker: la marca BIC. Este movimiento puso todos sus productos en las papelerías de medio mundo, consagrando la palabra Tipp-Ex como el nombre genérico con el que nos referimos a todo líquido corrector.

Tipp-Ex ha desarrollado campañas publicitarias muy exitosas
Tipp-Ex ha desarrollado campañas publicitarias muy exitosas

 

Branding rules!

Fuentes

https://blogs.20minutos.es
https://mujeresconciencia.com
https://carlsstiftung.de/
https://register.dpma.de
https://www.deutsche-standards.de
http://historico.oepm.es

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