Samsung y el origen de la televisión
Bs 06x05 · 23min. · 04/11/20
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Para conocer el origen de lo que hoy conocemos como televisión, tenemos que trasladarnos a la antigua Prusia, que hoy sería Alemania. Allí, un joven estudiante llamado Paul Nipkow, tuvo la idea de utilizar un disco plano con una serie de pequeñas perforaciones en forma de espiral para dividir una imagen en un mosaico de puntos y líneas. La noche de Navidad de 1883 estaba el pobre solo y aburrido en casa, sentado delante de una lámpara de aceite –imaginaos que estampa tan triste– y se le ocurrió esta idea.
El disco de Nipkow, como fue bautizado, resultó ser un codificador de imágenes maravilloso y se convirtió en un descubrimiento fundamental para el devenir de la televisión. De hecho, cuarenta años después de dicha invención, el escocés John Logie Baird patentó un “sistema de transmisión de vistas, retratos y escenas por telegrafía sin hilos” basado en el disco de Nipkow, quien reclamó parte de los beneficios.
El sistema creado por Baird era como una especie de “telescopio eléctrico” compuesto por dos discos giratorios iguales, uno hacía de transmisor y el otro de receptor. Cada disco tenía de 24 agujeros cuadrados que al girar, hacían que las imágenes estáticas pareciesen en movimiento.
Hasta entonces Baird había sido un empresario con muy mala suerte en los negocios y se había arruinado varias veces, por lo que los primeros televisores estaban hechos de objetos de andar por casa: cajas de té, latas de galletas, agujas de coser… ¡los discos giratorios eran de cartón! fijaos qué rudimentario era todo. El resultado eran imágenes de treinta líneas en sentido vertical que se transmitían diez veces por segundo, algo muy cercano a los 24 fotogramas por segundo del cine.
1924 quedará registrado en los anales de la historia como el año en el que se inventó la televisión, porque fue cuando se transmitió por primera vez, y con éxito, una imagen a distancia. Baird había conseguido trasmitir la imagen de una pequeña cruz de Malta a unos cuantos metros, y como era una visualización a distancia denominó su invento con el naming Televisión.
Pero claro, si sabemos cuándo se inventó la televisión, tendremos que saber quién fue la primera persona en salir en la tele. Pues para saberlo no nos tenemos que ir muy lejos, de hecho no hay ni que salir de la oficina de Baird porque el 2 de octubre de 1925, William Taynton, un ayudante del inventor, fue la primera persona que apareció en la TV. Curiosamente en las primeras pruebas no salía nada en la imagen porque el pobre William se había movido asustado por el calor de aquella proto-cámara de TV. Es más, para que pudiera ser televisado, Baird tuvo que sobornarle.
Después de esta innovación, empezaron a surgir marcas que veían en la televisión un campo de pruebas de un negocio muy rentable:
Philips presentó sus primeras televisiones en 1948, durante la Feria Internacional de Muestras de Barcelona, que fueron los primeros televisores que pisaron España. Zenith inventó el primer mando a distancia, en 1954, justo dos años antes de las primeras emisiones televisivas en España. Sony lanzó el primer televisor portátil del mundo, en 1960. Grundig introdujo en el mercado la televisión a color, en 1967. De nuevo Philips presentó la primera televisión plana de plasma del mercado, en 1997. Hyundai inventa la primera TV 3D, en 2008. LG redujo el grosor de las pantallas a 2,56 milímetros, en 2017.
Pero sin duda, el dato más envidiado por todos los fabricantes de televisores es el de nuestra protagonista de hoy, la marca Samsung. La coreana presume de ser líder mundial del mercado de televisores desde hace más de 13 años y de vender 5.400 televisiones cada hora, en todo el mundo. Pero… ¿cuál es el origen de la marca Samsung?
Lee Byung-chul fue el menor de dos hijos de una de las familias de terratenientes más importantes surcoreanas. En 1931 dejó la Universidad de Tokio para centrarse en los negocios familiares porque su padre había fallecido prematuramente. Lee Byung utilizó la herencia para abrir una planta de arroz en su ciudad natal. Pero como no generaba el suficiente dinero, abrió una empresa de transporte de camiones en Daegu, a la que llamó Samsung Trading.
El naming de Samsung significa “tres estrellas” en coreano, por eso en los primeros diseños del logotipo de la compañía aparecían tres estrellas. Esto se debía a que la filosofía de la marca estaba inspirada en tres de los antiguos dioses de la religión china. Fu Xing, como representación del éxito y la buena suerte; Lu Xing, que representa la prosperidad, la influencia y la felicidad; y Shou Xing, que representa a la eternidad. En conjunto son conocidas como Sanxing: Las Tres Estrellas, y en los primeros diseños de la marca se podían apreciar las iniciales de estas estrellas: F. L. y S.
Respecto al negocio de Samsung Trading hay un dato que merece la pena sacar en esas conversaciones en las que tu cuñado se pone pesadito. Y es que Samsung comenzó su actividad empresarial vendiendo pescado seco, frutas y verduras… como escucháis. Éste fue un punto de inflexión en la cronología de compañía porque tras la ocupación japonesa durante la Segunda Guerra Mundial, Lee Byung se trasladó a Seúl para ampliar este negocio. Allí firmó con el gobierno contratos de comercio exterior súper lucrativos, como por ejemplo cuando creó una subsidiaria de construcción, comercio e ingeniería, en 1948. Después llegaría la famosa Guerra de Corea, y Lee Byung encarriló su negocio hacia la zona controlada por EEUU, especializándose en la industria textil y azucarera.
En 1961 el general Park Chung-hee dio un golpe de estado en Corea del Sur y una de sus primeras medidas fue confeccionar una lista de empresas susceptibles de ser investigadas por corrupción, entre las que se encontraba Samsung. Lee Byung y Park Chung-hee se reunieron y acordaron que las acusaciones de corrupción serían olvidadas. Eso sí, siempre que Samsung participase en un plan económico que iba a convertir a Corea del Sur en un gigante industrial y tecnológico.
Dicho y echo. Las acusaciones no prosperaron y en 1969, Lee Byung se puso al servicio de su país. Apreció una demanda local significativa en el sector de la electrónica y la tecnología, e hizo un movimiento magistral. Primero fundó Samsung Electronics y posteriormente absorbió a la mítica Sanyo. Al año siguiente se asoció con la japonesa NEC para empezar a fabricar electrodomésticos y televisores… hasta nuestros días.
Hoy Samsung es una de las 10 empresas más poderosas del mundo. En sus más de 80 años solo ha cambiado la marca a finales de los años 60, durante los años 80, y en 1993. En este tiempo ha fabricado, casas para perros, televisiones, ametralladoras, lavadoras, tanques, teléfonos móviles, helicópteros, sistemas anti-suicidio, y el rascacielos más alto del mundo: el Burj Khalifa de Dubai… que curiosamente está equipado con ascensores de una empresa de la que ya hemos hablado en BrandStocker, la marca OTIS.
Branding rules!
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