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Podcast / Playboy y el origen del destape

¿Sabéis qué tienen en común Arthur C. Clarke, Moholy-Nagy y Pamela Anderson? Hoy os contamos el origen de una de las marcas más sexys de todos los tiempos, la mítica revista Playboy.

Los esfuerzos que hacemos la mayoría de los padres para que nuestros hijos lleven una vida ‘correcta’ no siempre dan el resultado esperado. Sobre todo si nos pasamos con las restricciones y somos demasiado estrictos. Prueba de ello es la vida que llevó el fundador Playboy.

Hugh Hefner –Hef, para lo amigos– nació en el seno de una familia protestante en 1927, en Chicago. Su padre era contable en una empresa y su madre era profesora, por lo que podemos decir que era una familia aparentemente normal. Cierto es que su padre estaba todo el día fuera de casa y la referencia familiar fue su madre, quien –de alguna forma– ejecutaba las fuertes convicciones religiosas que tenían.

Hugh-Hefner, fundador de Playboy

Hefner y su hermano tenían terminantemente prohibido el tabaco, el alcohol e ir al cine los domingos. Así que podéis imaginar lo que supondría hablar de sexo en aquella casa. Algo totalmente tabú. De hecho la madre quería que Hefner fuera de mayor misionero. Con este panorama familiar no es de extrañar que Hefner fuera un crío introvertido y solitario, que se quedaba todo el día en casa dibujando cómics y en los ratos más locos cazaba mariposas.

Cuando alcanzó la mayoría de edad no le quedó otra que servir en el ejército estadounidense durante los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial. Después de concluir la contienda, en 1946, le despidieron y estuvo un tiempo sin saber muy bien qué hacer con su vida. Aprovechando que llevaba unos años saliendo con una chica (Millie Williams) y ésta acababa de entrar en la Universidad de Illinois, se apuntó con ella a estudiar psicología. Aunque el mundo editorial le llamaba poderosamente y colaboró activamente con la revista humorística del campus universitario.

Hugh Hefner y su primera esposa Millie Williams
Hugh Hefner y su primera esposa Millie Williams

Estamos ya en 1949 y Hugh Hefner y Millie Williams acaban de terminar la carrera y deciden casarse para formar una familia –como Dios manda–. Uno de los primeros trabajos que encuentra Hef es en el departamento de recursos humanos de una editorial de cómics, lo que le servía para seguir en contacto, de alguna manera, con el sector editorial.

Lo cierto es que durante los primeros años de su vida laboral, Hefner andaba bastante justo de dinero. Esta situación le llevó a trabajar en el departamento de marketing de la famosa revista Esquire. Con el nuevo trabajo la situación económica había mejorado respecto al empleo anterior, de hecho había pasado a ser redactor de Esquire pero, en enero de 1952, dejó el trabajo porque no le habían concedido un aumento de salario de 5 tristes dólares.

De nuevo se puso a buscar trabajo pero esta vez no le resultó tan fácil como las veces anteriores. Esta situación sumada a la falta de dinero fue minando su matrimonio con Millie Williams y tiempo después acabaría por romperse.

Hugh Hefner posando con su típico gorrito marinero, batín de seda y pipa
Hugh Hefner posando con su típico gorrito marinero, batín de seda y pipa

Aunque en lo personal y profesional las cosas no le iban muy bien, Hef se agarró a una idea que había estado rondándole la cabeza durante el tiempo que trabajó en Esquire. Era un nuevo concepto de revista, similar en contenidos a lo que era Esquire pero ilustrada con fotos de desnudos femeninos. Creía firmemente en esta idea y buscó financiación hasta debajo de las piedras. Finalmente en 1953 se hipotecó con un préstamo bancario de 600$ y recaudó 8.000$ de 45 inversores, entre los que estaba su madre –sí, la señora puritana que no le dejaba ir al cine los domingos, pues esa.– La buena mujer puso 1.000$ no porque creyese en la empresa, sino porque creía firmemente en su hijo. –Ains, ¡qué importantes son las madres!–.

Originalmente el naming de la revista no era Playboy sino Stag Party (que significa algo así como fiesta de tíos o despedida de soltero), pero ya existía una revista llamada Stag por lo que tuvo que cambiarse. Esto fue un revés importante porque el número uno de la revista estaba prácticamente listo para ser publicado. Entonces Hefner, su esposa Millie y su socio y cofundador Eldon Sellers buscaron otro nombre a toda prisa. Entre las opciones que barajaron estaban ‘Top Hat’, ‘Gentleman’, ‘Sir’, ‘Satyr’, ‘Pan’ y ‘Bachelor’.

Pero en pleno brainstorming Sellers comentó que su madre había trabajado para una fabrica de coches que se llamaba Playboy Automobile Company, y propuso que se llamara Playboy. Así es como, en diciembre de 1953, se publicó el primer número de Playboy Magazine, que además tuvo la particularidad de ser producido íntegramente en la cocina del apartamento de Hefner en Hyde Park. Pese a los esfuerzos realizados para lograr financiar el proyecto, Hugh Hefner no quiso ponerle fecha a la revista porque no estaba seguro de que fuera a haber un segundo número.

Portada del primer número de la revista Playboy, protagonizado por Marilyn Monroe
Portada del primer número de la revista Playboy, protagonizado por Marilyn Monroe

El primer número presentaba a una desconocida Marilyn Monroe en la portada y vendió más de 50.000 copias. Pero esto tuvo truco. Hefner no tenía dinero para hacer fotos a las modelos y compró varias fotos de chicas desnudas a una editorial imprimía los típicos calendarios de taller. En concreto la mítica foto de Marilyn costó 200$ y la revista salió a la venta por 50¢.

Curiosamente ese primer número no tenía el famoso logotipo del conejo con pajarita. Desde el principio la revista incluía chistes e historietas picantes (mucha veces realizadas por el propio Hefner). El primer número tenía una viñeta cómica del diseñador Arv Miller. El protagonista de aquel dibujo era un ciervo (por aquello de que Stag significa ciervo en inglés), pero debido al cambio repentino de nombre que hemos comentado antes, se reemplazó la cabeza del ciervo por la de un conejo.

El conejo de Playboy originalmente era un ciervo, pero por problemas con el registro del naming pasó a ser un conejo
El conejo de Playboy originalmente era un ciervo, pero por problemas con el registro del naming pasó a ser un conejo

Visto el éxito del arranque de la publicación, Hefner buscó un director de arte. A través de un amigo común conoció Art Paul, un diseñador e ilustrador freelance que trabajaba en una pequeña oficina de Van Buren Street. Hefner le propuso trabajar para él a cambio de libertar creativa total y una participación en el proyecto… a lo que no se pudo resistir.

Una de las primeras cosas que hizo Art Paul para Playboy fue diseñar el símbolo del conejo que todos conocemos, y lo hizo en tan sólo 10 minutos, inspirado en la viñeta de Miller. Art buscaba unir las connotaciones sexuales de este animal con la elegancia del esmoquin… y vaya si lo consiguió. La marca Playboy es una de las marcas registradas más reconocidas del mundo.

Art Paul, diseñador del logotipo de Playboy

Aunque no sea muy conocido, Art Paul perteneció a esa generación de diseñadores gráficos que marcaron una época. De hecho estudió en el Instituto de Diseño de Chicago –conocido como la “Bauhaus de Chicago”– donde estudió con, nada más y nada menos que, László Moholy-Nagy. Durante el tiempo que estuvo al frente de la dirección creativa de Playboy encargó ilustraciones para la revista a artistas como Warhol o Dalí.

Una de los principales problemas con los que tuvieron que lidiar tanto Art como Hefner fue encontrar modelos que quisieran posar desnudas para sus fotos. La cosa alcanzó tal punto que le llegó a pedir a la guapísima directora de suscripciones de la empresa que posara para sacarle del apuro. Esto fue un punto de inflexión para el destape en EEUU, porque cuando trascendió que una empleada había salido desnuda en la revista, les llovieron propuestas de mujeres de todo el país que querían aparecer en la revista.

Buena parte del éxito de Playboy fue el interés por el desnudo de una sociedad muy puritana, pero también por un acierto en lo que se refiera al marketing y la publicidad –y a las técnicas de impresión, si me lo permitís– sobre todo gracias al ‘centerfold’.

El ‘centerfold’ es el póster central de la revista protagonizado por la chica Playboy del mes, también llamada Playmate, y suelen posar como Dios las trajo al mundo. Gracias a estas estrategias marketinianas, Hugh Hefner es considerado el padre del erotismo gráfico de los años cincuenta.

Centerfold del Playboy de octubre de 1965, protagonizado por Allison-Parks
Centerfold del Playboy de octubre de 1965, protagonizado por Allison-Parks

Consciente de la importancia del branding y del potencial de la marca que había creado, decidió explotarla. En 1955 la compañía empieza a comercializar gemelos con el isotipo de su conejo, hecho que dio el pistoletazo de salida a infinidad de productos licenciados, que no solo ayudaron a que la cabeza de conejo se convirtiera en uno de los símbolos más reconocidos del mundo, sino que han supuesto una lucrativa fuente de ingresos. Pero ahí no acaba la cosa. Ese mismo año, tras casi dos de lucha con la Oficina de Correos, Hugh Hefner los lleva a juicio y obtiene los privilegios de correo de segunda clase para poner su marca en los sellos de todo el país.

En 1956 las páginas centrales eran todo un éxito, pero Hefner quería más. Entonces creó una Playmate que se desplegaba en una página central de tres páginas en lugar de en dos. Abrir la imagen de una pinup en el centro de la revista era un ritual que trascendió a la cultura popular con el término ‘página central’. De esta forma se incorporó al lenguaje como un término genérico para la fotografía pinup.

Pero no todo fue un camino flores. La crítica no tardó en llegar. Machista, sexista o depravado son algunos de los adjetivos con los que grupos feministas y ultracatólicos calificaron a la revista y a quien la leía… aunque curiosamente el 40% de sus suscriptores son mujeres.

En 1955 Playboy comercializa gemelos y sellos con su marca
En 1955 Playboy comercializa gemelos y sellos con su marca

La cosa se fue poniendo cada vez más fea y el 4 de junio de 1963, Hefner fue arrestado por promover la literatura obscena tras publicar un número de Playboy en el que salía desnuda Jayne Mansfield, en la cama con un hombre presente. Tras ser puesto en libertad, decidió contrarrestar esta mala prensa. El ya magnate del papel couche presentó la Filosofía de Playboy, escrita por él mismo en 25 entregas.

Esta filosofía pasaba por un posicionamiento claramente activista y comprometido con el movimiento por los derechos civiles. Un buen ejemplo de esto fue cuando, en 1966, Hefner envió a un periodista negro, Alex Haley a entrevistar a George Lincoln Rockwell. Rockwell había fundado el Partido Nazi estadounidense y era considerado el «Hitler estadounidense». Rockwell aceptó reunirse con el periodista sólo después de garantizar su seguridad y que no era judío, aunque mantuvo su pistola sobre la mesa durante toda la entrevista.

Pero Playboy no son todo fotos de chicas. Buena parte del estrellato mediático e intelectual pasó por sus páginas. Casi más importante que sus portadas fueron los textos firmados por autores como Arthur C. Clarke, Vladimir Nabokov, Haruki Murakami, Norman Mailer o Ray Bradbury, quien publicó su libro Fahrenheit 451 por entregas en la revista.

Mansión Playboy

En los 70 llegaron las excentricidades del Hugh Hefner que seguramente todos recordamos. Sus 3 matrimonios, la fanfarronería de haberse acostado con más de 1.000 mujeres, la promiscuidad, los programas de televisión, las fiestas, la pipa, los batines de seda, su gorrito marinero, Pamela Anderson y –por supuesto– la tan cacareada mansión Playboy. Todo esto es consecuencia de la pasta gansa que amasó tras la salida a bolsa de Playboy Enterprises en 1971.

Con tanto dinero en el bolsillo decide abandonar su Chicago natal y compra la famosa mansión Playboy de Los Ángeles por 1,2 millones de dólares. La casita tenía 22 habitaciones, una bodega, una sala de juegos, un zoológico privado (para su colección de pájaros), canchas de tenis, jardines, una cascada y una enorme zona de piscina (que es la que sale en todas las fotos de sus fiestas). En ella residía Hefner con sus novias oficiales y organizaba fiestas a las que sólo asistían las Playmates y sus exnovias. En definitiva, era un ‘casoplón’ de la lujuria que además contaba con el privilegio de ser la única residencia privada de Los Ángeles con permiso para lanzar fuegos artificiales –entre otras cosas porque son ilegales en Estados Unidos–.

Finalmente, el bueno de Hefner falleció el 27 de septiembre de 2017 dejando tras de sí un legado de tenacidad, buenas prácticas empresariales y también excentricidades, que están solo al alcance de esos pocos elegidos que, gracias a su ingenio, son capaces de beberse la vida a sorbos.

Branding rules!

Créditos

  • Intro: «Energetic Driving», GyMusic.
  • Incidental: «In liner», Dick Dale.
  • Cierre: «That positive feeling», Alumo.

Fuentes

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