Mahou, el legado de una marca castiza
Bs 01x03 · 10min. · 07/07/15
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Pero lo cierto es que lo orígenes empresariales de esta saga del mundo de la cerveza, vienen de un sector muy diferente. Pero para conocerlo tenemos que sumergirnos en la vida del primer Mahou que pisó Madrid. Por eso –al igual que hicimos con la marca Nestlé– tenemos que empezar hablando de un espíritu emprendedor: Casimiro Mahou Bierhans.
Casimiro Mahou fue un industrial francés, natural de la región francesa de Lorena, que se encuentra en el noreste francés, muy cerca de la frontera con Alemania.
Se trasladó a Madrid para iniciar una aventura profesional y en 1850 abrió, con su socio, una fábrica de papel pintado llamada «Las Maravillas”. Proyecto que abandonó nueve años más tarde. Aunque su aventura madrileña tiene nombre de mujer, ya que el motivo principal por el que echó raíces en la capital de España, fue su matrimonio con Brígida Solana Fernández, con quien tuvo sus cuatro hijos: Alfredo, Enrique, Luis y Carolina.
Casimiro Mahou Bierhans – Familia Mahou – Casimiro Mahou García
El espíritu emprendedor con el que Casimiro impregnó su apellido fue notorio, y tras este primer intento empresarial, decidió mudarse a la plaza del Limón y construir una fábrica de óleos y colores al temple, llamada “El Arco Iris”. Negocio que regentó hasta el final de sus días en 1875. Precisamente el historiador Julio Javier García Miravete, indagando en los libros contables de esta fábrica, descubrió que Benito Pérez Galdós –que fue también un enamorado del dibujo– era cliente habitual y compraba en “El Arco Iris” el material para sus lienzos y pinturas. Es muy recomendable el trabajo que ha realizado este historiador en el libro “125 años de Mahou: Historia de una dinastía cervecera”. Aunque también podéis ver algo en su web vocesdeldesierto.es.
Tras la muerte de Casimiro, es su mujer Brígida quien se echa el negocio familiar a las espaldas con el apoyo de sus hijos, y la empresa pasa a llamarse «Fábrica al Vapor de Colores, Barnices y Hielo: Fábrica de Cerveza”. –Como veis, vendían de todo y no se complicaron con el naming.– La cuestión es que poco a poco la familia Mahou fue acomodándose en la clase media y a la vez, fue adquiriendo capital suficiente para autofinanciar sus propias fábricas. Es por eso que la empresa no se constituyó como tal hasta el 30 de octubre de 1889, con el nombre: “Hijos de Casimiro Mahou”. Por aquel entonces, Mahou ya servía barras de hielo a clientes de Madrid y alrededores y poco a poco la cerveza empezaba a ir desplazando al resto de productos que comercializaban.
Placa de la fábrica de Amaniel y Jacometrezo, con el nuevo nombre: Hijos de Casimiro Mahou
Como decíamos al principio, si una empresa puede presumir de ser madrileña de pura cepa, esa es Mahou. Y es que desde sus inicios fue instalando sus fábricas en las calles del Madrid más castizo. De hecho, la primera de ellas se construyó en 1891 en la calle Amaniel nº 29, muy cerca del Cuartel del Conde-Duque. Aunque Mahou también estuvo presente en calles como Jacometrezo, Marcenado o el Paseo Imperial, entre otras.
En este punto tenemos que entrar a analizar los factores diferenciales de la compañía. El primero de todos tiene que ver con el método de fabricación, puesto que usaban compresores frigoríficos a lo largo de todo el proceso, y esta era una innovación que ninguna compañía había utilizado. Estos avances se traían desde Alemania y posibilitaban el uso de dos tarifas dependiendo si los “botellines” estaban pasteurizados o no. Al estar pasteurizadas las botellas podían estar más tiempo almacenadas y esto permitía aumentar un 20% el precio final. En 1922 el packaging también da un giro considerable y dejan de usar los tapones de corcho de toda la vida, por tapones corona, más conocidos como “chapas”.
Interior de una fábrica de Mahou (1930)
El segundo factor es una sociedad madrileña que entre 1900 y 1930 ve duplicada su población, debido a la posición neutral de España en la Primera Guerra Mundial. Algo que les vino de maravilla para impulsar el consumo de una bebida poco acogida en una sociedad tradicionalmente vitivinícola. Además el consumidor de este tipo de bebida en España –a diferencia de lo que sucedía en el resto de Europa– era una persona urbana, intelectual y perteneciente a la burguesía.
Por último, el factor más destacado es sin duda su elaboración. Desde el principio, apostaron por preparar cerveza de Pilsen y no dudaron en contratar los servicios de maestros cerveceros alemanes como Konrad Stauffer Ruckert. Quien coció las primeras cervezas con malta de Aranjuez, lúpulo de Núremberg y agua del recién inaugurado Canal de Isabel II. El resultado: una cerveza de trigo, muy agradable al paladar, refrescante y fácil de beber.
Cuadro de José Gutierrez Solana con una botella grande de Mahou: Tertulia del Café Pombo (1920)
Todo marchaba viento en popa hasta que estalla la Guerra Civil española y cae estrepitosamente la producción de cerveza. Curiosamente, de los cuatro dueños de las fábricas, dos se llamaban Casimiro Mahou y eran de ideologías diferentes. Aunque uno de los momentos críticos de la compañía fue ya en la dictadura, debido a que España no tenía relaciones comerciales con otros países que, en muchos casos, eran proveedores de materias primas de Mahou. Llegando incluso a parar la producción de junio a diciembre de 1941.
Una vez superado este bache histórico, la saga recupera al esplendor que había alcanzado hasta 1943 gracias de Casimiro Mahou García –nieto del fundador.– Y es el hijo de éste: Alfredo Mahou de la Fuente, quien en 1957 crea la marca Mahou S.A. y abandona la denominación “Hijos de Casimiro Mahou”.
Alfredo lidera una época de crecimiento continuo, que dura hasta nuestros días y que tiene en su haber desde instalaciones en Alovera (Guadalajara), hasta en la India. Además ha ido integrando otras firmas nacionales como San Miguel, Anaga, Alhambra e incluso una marca de agua mineral como Solán de Cabras.
Antoine Griezmann – Escudo del Mahou Club de Fútbol
Para terminar, hablaremos de la marca insignia de la casa: Mahou Cinco Estrellas. Hoy en día es raro ver un encuentro futbolístico sin el patrocinio de Mahou. Esta vinculación con el mundo del fútbol viene de lejos. Sin ir más lejos, Casimiro Mahou Olmeda, fundó un equipo de fútbol para los hijos de empleados y vecinos de la fábrica de Amaniel. Arrancando así una tradición futbolera que dura hasta la actualidad. Pero es que además, en 1909, Mahou también fue pionera al crear el primer club para el fomento del atletismo en España: el Club Sportif.
Desde su lanzamiento en 1969, la Cinco Estrellas, se posicionó como una de las cervezas más exitosas. Pero algo que mucha gente no sabe es que fue elaborada con el objetivo de satisfacer a los paladares más exigentes. Esto sumado a su excelente calidad, aroma y carácter, ha conseguido que al pedir en cualquier bar de España una cerveza, seguramente nos servirán una Mahou Cinco Estrellas.
Branding rules!
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