Lamborghini, el branding de la tauromaquia
Bs 02x16 · 12min. · 27/07/17
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El mundo de la automoción no sería el mismo sin el trabajo, la innovación y la persistencia de un emprendedor italiano que pasó a la historia por ser un hombre hábil, impetuoso y de carácter fuerte: Lamborghini.
Ferruccio Elio Arturo Lamborghini, más conocido como Ferruccio Lamborghini, un enamorado de las máquinas que nació en la pequeña localidad de Cento, en 1916.
Al estallar la Segunda Guerra Mundial fue llamado a filas y destinado al destacamento de transporte del ejército Italiano, en la isla griega de Rodas. Allí rápidamente descubrió que tenía un don reparando camiones, coches y motos.
Al volver de la contienda montó un pequeño taller mecánico para reparar automóviles pero, como vivía en una zona agrícola, se dio cuenta que había muchos tractores por allí, así que decidió fabricarlos y repararlos con las piezas de vehículos militares desguazados. Al principio producía un tractor al mes, pero la demanda era tal que en 1960 ya fabricaba 400 en el mismo tiempo.
Como hemos dicho al principio, Lamborghini era un tío listo y para diversificar su negocio, también fabricaba aparatos de calefacción y aire acondicionado. Por aquel entonces Ferruccio ya había granjeado éxitos profesionales como para amasar una fortuna importante, y claro, como buen mecánico, le gustaban los coches buenos… y caros, así que se permitió el lujo de comprárselos de marcas como Ferrari o Maserati. Y aquí es donde la tenacidad de un Tauro como Lamborghini fragua su propia leyenda.
Tras un tiempo conduciendo su Ferrari 250 GT descubrió que algunos componentes del embrague eran los mismos que usaban sus tractores, y vio que su fiabilidad no estaba a la altura de la reputación de la marca. Así que, ni corto ni perezoso, fue a ver a Enzo Ferrari para comentarle estos problemas técnicos. Ferrari se pasó de frenada y le dijo: ”Un fabricante de tractores no me va a enseñar cómo hacer coches deportivos».
Ya hemos dicho que Lamborghini era Tauro, pero a los que no os vayan los horóscopos, os diremos que bajo este signo del zodiaco hay personas un poco “cabezotas” y muy “perseverantes”. Pues bien, tras la palabras de Ferrari, Ferruccio decidió fabricar un coche mejor que los Ferrari.
El primer paso de su vendetta fue fundar su propia marca de superdeportivos en 1963 bajo el naming Automobili Ferruccio Lamborghini. El segundo paso fue comprar el terreno donde edificar su fábrica, y lo hizo cerca de la de Ferrari, en Sant’Agata Bolognese. Su objetivo era construir una estructura muy funcional porque sabía que ninguna fábrica de la competencia la tenía. Por eso diseñó unas instalaciones con una gran nave central unida al edificio de las oficinas, de manera que los dirigentes pudieran ver en todo momento la situación de la producción. Además, así Lamborghini podía “remangarse” y ponerse a trabajar personalmente en los coches cuando las cosas no salían como él esperaba.
El tercer paso para vengarse de la afrenta de Enzo fue contratar a dos ingenieros que habían trabajado para Ferrari: Gian Paolo Dallara y Robert Wallace. La noticia fue vista en la industria de la automoción como una extravagancia, un salto a ciegas que le supondría invertir mucho dinero para no obtener ningún beneficio, pero Lamborghini… lo hizo.
Si algo caracteriza a Italia como país es el diseño. La elegancia, la minuciosidad, incluso si nos apuráis el arte y su historia –de alguna forma– están presentes en todas sus marcas. Respiran una identidad visual única y diferencial porque apuestan fuertemente por el branding… y Ferruccio Lamborghini era muy consciente de que el cuarto paso que tenía que dar era construir una marca que gráficamente representase el posicionamiento que buscaba… y lo encontró en España.
La otra pasión de Lamborghini era la tauromaquia. En 1962 estuvo visitando en Sevilla la finca del criador de toros Eduardo Miura. La impresión que le causaron aquellos animales fue tal que decidió adoptar la imagen de un toro como símbolo de su escudería, junto al logotipo de su apellido –claro está–. Además, como él era Tauro… todo encajaba.
La influencia del mundo taurino en Lamborghini quedó patente en el branding, pero sobre todo en el naming de sus coches. Por ejemplo, el Lamborghini Huracán recibió su nombre por un toro de la ganadería Conde de Padilla, que en 1879 se llevó por delante a siete caballos en la plaza de toros de Alicante. El Lamborghini Islero, se llamó así por el Miura que en 1947 mató a Manolete. El Lamborghini Diablo era por el toro que se enfrentó al torero José Lara Jiménez “Chicorro” y que fue indultado por su bravura en 1869, en Madrid. Murciélago fue otro astado que sobrevivió a 24 espadazos de Rafael Molina “El Lagartijo” en 1879, en Córdoba. Y el naming del Lamborghini Miura ya os podéis imaginar de donde viene.
Pero volvamos a la venganza de Lamborghini. El último paso que le quedaba era fabricar su primer coche: el Lamborghini 350 GTV. En noviembre de 1963 se celebraría el Salón del Automóvil de Turín y era una oportunidad que no podía dejar pasar. Así que les tocó ir a marchas forzadas. Lamborghini tenía muy claro que el motor tenía que ser el mejor 12 cilindros en V del mundo y se lo encargó a Giotto Bizzarrini, otro ex de Ferrari.
Finalmente llegó el día de su presentación en el Salón de Turín… y los elogios no se hicieron esperar. El diseño era espectacular. Los faros y los 6 tubos de escape contrastaban mucho con el color azul metálico de la carrocería y más de uno se quedó con la boca abierta. Pero el motor… ay! el motor!. El motor no estaba montado en el vehículo porque no encajaba muy bien bajo el capó y no se les ocurrió otra cosa que meter ladrillos para simular el peso del motor. ¡Y se tiraron vigilando el coche durante toda la feria, para que nadie abriera el capó!.
Después del éxito del Salón de Turín se dispararon las ventas y empezaron a trabajar en otros modelos y en otras técnicas de producción de automóviles. Al igual que vimos cuando analizamos la marca McDonald’s, el venerable Henry Ford fue la principal referencia.
Antes de irnos de vacaciones tenemos que mencionar uno de los mayores signos de identidad y diseño de Lamborghini… las Lambo Style Doors, más conocidas como puertas LSD o puertas de tijera de Lamborghini.
El Lamborghini Aventador –de nuevo el nombre de un toro– llegó para ser el sustituto del Murciélago. Lo más llamativo de este modelo fue su apertura de puertas en forma de tijera. Era un mecanismo sencillo, se abrían verticalmente mientras permanecían fijas cerca del parabrisas, donde había una bisagra.
Este original sistema está inspirado en “esos pequeños insectos verdes brillantes que huelen mal cuando los pisas”. Así es como definió el diseñador del Aventador al escarabajo verde en el que se inspiró para conceptualizar aquel Lambo.
Anécdotas a parte, con esta marca queda claro que la venganza poética no es algo exclusivo de Juego de Tronos ni es algo ajeno al mundo de la empresa. Por eso Ferruccio Lamborghini es un ejemplo para todos los emprendedores, porque no sólo demostró que un fabricante de tractores podía fabricar un coche deportivo, además impregnó a la marca una raza y un carácter únicos. Y quien mejor definió esto fue Frank Sinatra quien declaró que “Compras un Ferrari cuando quieres ser alguien; y compras un Lamborghini cuando ya eres alguien”.
Branding rules!
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