Kotobukiya y el origen de las figuras de acción
Bs 08x13 · 8min. · 29/03/23
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Para ponernos en contexto, primero tenemos que dejar claro algo: las figuras de acción, a pesar de lo que pueda parecer, no son juguetes. Pero, entonces, ¿qué son? Muy fácil: son muñecos coleccionables basados en personajes de ficción de cómics, series o películas.
La primera figura de acción nació en 1946, de la mano de Hasbro, con su famoso GI-Joe, que representaba a un soldado americano de la Segunda Guerra Mundial. La compañía acabó otorgando la licencia a otras empresas hasta el punto de crear una versión cyborg de la figura.
Con el paso de los años, estas figuras fueron evolucionando, haciéndose más pequeñas, intercambiables, y representando otras cosas, como superhéroes, provocando que más personas las comprasen solo por el gusto de enseñarlas. Y así es como nació la era del coleccionismo. Pero el broche de oro llegó en los años 80, con la aparición de figuras de Star Wars, demostrando que ya no solo era cosa de niños.
A pesar de que el comienzo de Kotobukiya, oficialmente se remonta a 1953, todo comenzó un poco antes, en 1947. En una pequeña tienda de muñecas regentada por Jusaburu Shimizu en Tachikawa, Tokio.
Seis años después, Jusaburu se asoció con sus dos hermanos para renovar la compañía y convertirla en una sociedad limitada, y así, el 7 de enero de 1953, Kotobukiya se consolidó como fabricante de juguetes.
Tras esa sociedad formada por los hermanos, uno de ellos, Ichiro Shimizu, se hizo cargo de la tienda situada a lo largo de las vías del tren de la estación norte de Tachikawa y sí, sucedió cómo estás pensando… un día el tren descarriló y destruyó la tienda. Fue toda una tragedia para los hermanos Shimizu. Pero esto no frenó a los comerciantes de la zona, porque tras el accidente se unieron para construir una galería. Gracias a eso, la tienda pudo volver a abrir sus puertas en 1967.
Las cosas cambiaron en los años 80, cuando en 1981 el nombre pasó a ser el que todos conocemos ahora: Kotobukiya, y la dirección cambió a manos de Ikko Shimizu en en 1986. El paso del tiempo les había ido posicionando como una excelente tienda de muñecas, pero si querían ser los mejores, debían ir un paso más allá: dejaron de vender muñecas para comenzar con su producción de maquetas, dioramas, escenografía… llámalo como quieras. Por cierto, si te molan estos temas te recuerdo el episodio en el que te conté la historia de Scalextric y el origen del modelismo.
Con las nuevas tendencias llegando a Japón, Ikko introdujo lo que sería su producto estrella: el Garage Kit, que eran unas figuras de plástico o resina separadas por piezas que se vendían listas para pintar (y seguro que lo hacían con pinturas acrílicas como las de Vallejo). De hecho el montaje de la figura se realizaba al momento en la tienda. Mientras las ventas crecían, Kotobukiya aprovechó para anunciarse en revistas y llamar la atención de estudios de animación. Lo consiguió en 1995, marcando un antes y un después en su historia y en la de las figuras de acción.
Gainax, la productora de la mítica serie de anime Evangelion, se fijó en Kotobukiya para la creación de Garage Kits de sus personajes; [Disclamer: Los Garage Kits son figuras creadas por aficionados al margen la industria que se originaron ante la frustración de estos cuando no encontraban maquetas que querían. Como los procesos de esculpido, fundición y pintado producían polvo, gases y humos, usaban sus garajes como talleres, de ahí el nombre de Garage Kits.] Esto brindó una popularidad increíble a Kotobukiya y lo introdujo en el mundillo, mejorando sus técnicas y creando grandes oportunidades con otros estudios.
Empezaron a hacer figuras de vinilo y a obtener los derechos de grandes franquicias, como Final Fantasy o Star Wars en 2001. Pero fue en 2005 y en 2007 cuando llegaron a las altas esferas, consiguiendo las licencias de Batman y de los superhéroes de Marvel.
Algo que me ha intrigado mucho desde que comencé a investigar sobre Kotobukiya es su nombre. Después de buscar durante un rato, he encontrado una respuesta en las redes sociales que parece muy interesante: el naming Kotobukiya proviene de la palabra “kotobuki”, que significa “longevo” o “duradero”, al parecer se pretende reflejar la buena calidad de las figuras y proyectar lo duraderas que son, pudiendo pasar años sin tener ningún desperfecto.
Pero antes de acabar tengo que contarte que Kotobukiya no se limita solo a producir figuras de acción, también han hecho otras cosas bastante curiosas. En 2012, en Tachikawa, se llevó a votación qué debería ser la mascota de la ciudad y Kotobukiya ganó con su propuesta más adorable: Kururin. Kururin es un conejo con mejillas redondas y rosas y una cola en forma de magnolia. (Que resulta ser la flor de la ciudad, no se les escapa ningún detalle). El objetivo de esta mascota es que los ciudadanos tengan la sensación de que Kururin está paseando por la ciudad, jugando en algún sitio.
La cosa no se queda ahí, también se involucran en la promoción de la cultura y el deporte, siendo los patrocinadores principales de la Media Maratón de Tachikawa, del equipo de baloncesto y representantes del Fondo Udolla Dreams, destinado a que los niños saquen su mayor potencial y creatividad.
Branding Rules!
Fuentes:
mechanicaljapan.com
nubeazuljuguetes.wordpress.com
wikipedia.org
company.kotobukiya.co.jp
city.tachikawa.lg.jp
gotokyo.org
figuradictos.com
La marca de esta semana nos la ha propuesto nuestro amigo y cliente Dani Coronado CEO de Otaku Center, que es la mayor librería especializada en manga de España; y en la redacción ha estado nuestra compi Rocío Romero.
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