KFC, el auténtico Rey del Pollo Frito
Bs 02x08 · 14min. · 13/02/17
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El culpable de este dato es el caballero risueño que aparece en todos los packagings de la compañía: Harland David Sanders, más conocido como el Coronel Sanders.
Al igual que en otras marcas, la historia personal de nuestro protagonista comienza con un drama familiar. Harland nació en 1890 en Henryville (Indiana), en el seno de una familia adventista muy humilde y de ascendencia irlandesa. Su padre falleció cuando tan solo tenía 5 años, lo que obligó a su madre a trabajar en una conservera de tomates, mientras que él cuidaba y cocinaba para sus hermanos.
Esta situación duró hasta que su madre se casó de segundas nupcias. Los abusos y maltratos de su padrastro y… el álgebra –según declaró él mismo– le llevaron a dejar los estudios y con 13 años se tuvo que marchar de casa. Trabajó de peón, de granjero y como pintor de coches de caballos hasta que en 1906 su madre le dio permiso para ir a casa de un familiar que le aseguraba un puesto de trabajo como conductor de tranvía. Pero el cuerpo le pedía acción y falsificó su certificado de nacimiento para alistarse en el ejército de los Estados Unidos y servir en Cuba.
El símbolo de Kentucky Fried Chicken es la cara de su fundador, el Coronel Sanders
A su vuelta trabajó de bombero en un barco de vapor, luego en el ferrocarril del sur, se casó, vendió seguros de vida, estudió derecho por correspondencia e incluso ejerció la abogacía; hasta que una vez se peleó con su propio cliente delante del juez. Ya veréis que tuvo una vida muy movidita.
Siguió dando tumbos hasta que en 1920 entró en la compañía del ferry que operaba en el río Ohio. Pronto ascendió, se convirtió en secretario y compró un paquete de acciones de la empresa que vendió, tras dos años en el cargo, por el equivalente a 300.000 dólares. Con el dinero de esta operación abrió una fábrica de lámparas de aceite, con tan mala suerte que ese mismo año empezaron a comercializarse las primeras lamparas eléctricas y tuvo que echar el cierre.
El Coronel Sanders trabajó en un ferry y en una gasolinera antes de fundar KFC
El periplo personal de Sanders le había llevado a patearse Indiana, Pennsylvania, Tennessee, Illinois y Alabama, hasta que en 1922 llegó por fin a Kentucky para trabajar como comercial de Michelin. Este trabajo le abrió la puerta de los grandes empresarios de la zona, como el director general de Standard Oil de Kentucky, quien le propuso abrir una gasolinera. Todo parecía ir sobre ruedas, pero de nuevo la mala suerte se cruzó en su camino y la Gran Depresión le forzó a cerrar.
La experiencia que adquirió en esta estación de servicio fue la excusa para que le llamaran de Shell. Estamos en 1930 y Shell le acaba de ofrecer a Sanders que regente una gasolinera en North Corbin (Kentucky). El negocio era irrechazable; no tenía que pagarles alquiler y simplemente les daba un pequeño porcentaje por las ventas, por lo que su respuesta fue un rotundo sí. Pero la historia se convirtió en drama ya que por culpa de este negocio, Sanders se vio involucrado en un incidente muy turbio.
El Coronel Sanders celebrando su cumpleaños en el primer KFC. North Corbin (Kentucky)
Resulta que a una gasolinera cercana no le hizo ni pizca de gracia tener competencia y su dueño, Matt Stewart, decidió pintar las vallas publicitarias de la estación de Sanders para boicotearle. Éste, enojado, le pidió explicaciones y fue respondido con varios disparos que le costaron la vida a uno de sus empleados. Nuestro protagonista, ni corto ni perezoso, le devolvió los disparos a Stewart hiriéndole en el hombro. Finalmente Sanders se quedó sin competencia porque Matt Stewart acabó en la cárcel.
Anécdotas aparte, Sanders era un apasionado de los fogones desde pequeño y aprovechando que su establecimiento tenía una pequeña cocina y 6 mesas, deleitaba a sus clientes con especialidades locales de pollo y jamón. Su popularidad como cocinero creció tanto que, en 1935, el gobernador de Kentucky le condecoró con la máxima distinción honorífica del estado y lo nombró «Coronel de Kentucky” –aunque no era coronel de verdad–.
Duncan Hines catapultó al restaurante del Coronel Sanders al incluirlo en su guía gastronómica
Su popularidad no hizo más que crecer. Unos años más tarde el crítico gastronómico Duncan Hines visitó el restaurante de Sanders –llamado Sanders Court and Café– y le incluyó en Las Aventuras del Buen Comer –una guía de los mejores restaurantes americanos–. Desde este momento podemos decir que la vida empezó a sonreír al –ya sí– Coronel Sanders.
En 1939 compró un motel que tenía un restaurante con capacidad para 140 personas, en Asheville (Carolina del Norte). En paralelo perfeccionó su vieja receta de pollo frito con 11 tipos de hierbas y especias que patentó al año siguiente. Originalmente era un plato que él mismo freía en sartén y tardaba en cocinar unos 30 minutos; pero por aquel entonces se estaban empezando a vender en EEUU las primeras ollas a presión y probó este avance culinario para freír su famoso pollo. El resultado fue que redujo el tiempo de elaboración a pocos minutos y pudo satisfacer la demanda de los clientes de Asheville.
El Coronel Sanders tardaba 30 minutos en cocinar su pollo en sartén, hasta que usó ollas a presión para freir
Aunque se ha escrito mucho sobre el secreto de esta receta, según declaró el propio Coronel, “la receta de su pollo estaba apuntada en la estantería de la cocina de su restaurante”.
Hasta 1950 el nombre del Coronel Sanders siguió creciendo y registró el naming de su negocio como Kentucky Fried Chicken. Consciente de que él mismo era una marca –algo que recuerda al tan cacareado “personal branding”– decidió crear su propio personaje y comenzó a aparecer públicamente ataviado con el mítico traje blanco sureño, su corbata negra y una perilla inconfundible.
En 1952, Sanders franquicia su Receta Original «Kentucky Fried Chicken» por primera vez a Pete Harman. Se trataba del dueño de uno de los restaurantes más famosos de South Salt Lake en Utah. La imagen del Coronel representaba muy bien la hospitalidad del sur de los EEUU. Harman contrató al cartelista Don Anderson para que vinculara la imagen de Sanders al nombre “Kentucky Fried Chicken”. Su éxito fue tal que los otros 7 franquiciados aplicaron la misma idea y empezaron a pagarle a Sanders 0,04 dólares por cada pollo que vendían con su imagen.
Evolución de la marca Kentucky Fried Chicken
Pero en 1955 llegó el desastre. La carretera Interstate 75 abrió y el tráfico de clientes mermó los beneficios de su restaurante. A los 65 años Sanders se vio obligado a cerrar de nuevo y reinventarse. Lo primero que hace es cobrar el dinero de la pensión y con él se dedica a explotar su receta de pollo frito –en serio– e inicia un plan de expansión en el que franquicia su receta por todos los EEUU.
Diez años más tarde todos los estados del país tenían franquicias de Kentucky Fried Chicken, con presencia en más de 600 localidades y un crecimiento exponencial abrumador. Pero el viejo Coronel tenía ya 74 años y estaba muy cansado. El frenético ritmo de vida que había llevado le estaba pasando factura. Y vendió Kentucky Fried Chicken Company a un grupo de inversores por tan solo 2 millones de dólares. Entre las condiciones que Sanders, exigió un sueldo vitalicio, seguir siendo la cara de la empresa y ser el encargado del control de calidad, tanto de la compañía como de la marca.
El Coronel Sanders inspeccionando un nuevo restaurante
Los últimos años de la vida de Harland David Sanders fueron judicialmente muy entretenidos. Tras visitar varios restaurantes y comprobar que el producto no tenía la calidad que él exigía, demandó a la compañía por manchar su nombre e imagen. Cabreado intentó crear otra franquicia inspirada de nuevo en la hospitalidad sureña, pero la justicia no le dio la razón. Finalmente el 16 de diciembre de 1980, el Coronel Sanders muere a la edad de 90 años.
El éxito de esta marca hasta hoy ha sido indiscutible. Ha ido ganando presencia a nivel internacional y la silueta del Coronel Sanders es un icono a la altura de Ronald McDonald o Juan Valdez. Aunque en los 90, como todas las cadenas de comida rápida, sufrió el descrédito por no servir comidas saludables. En este sentido, en 1991, cambiaron el naming de la compañía por las siglas KFC para evitar la palabra “fried” (frito). De esta forma pretendían alejarse del concepto de grasa y gordura.
Evolución del packaging de Kentucky Fried Chicken
Antes de concluir tenemos que poner en valor a en uno de los artífices del branding y la imagen corporativa de KFC. Aunque la compañía ha formado parte de gigantes empresariales como la tabaquera Reynolds o Pepsi, fue Pete Harman quien, como hemos visto, no solo tuvo la necesidad de crear el símbolo y el logotipo, sino que además creó el primer claim de la marca: “Para chuparse los dedos”. Además fue el descubridor de los famosos cubos de pollo.
Una de las franquicias de Denver había comprado a un vendedor ambulante 500 cubos de cartulina y Harman –por quitárselas de encima al Coronel– pensó que podría usar aquellos cubos para despachar porciones de pollo, sin saber que se convertirían en el packaging emblemático de toda una multinacional.
La popularidad del fundador de KFC le ha llevado a ser protagonista de su propio cómic
Por útlimo… fijaos si el éxito del Coronel Sanders es notorio, que incluso se ha convertido en protagonista de un crossover de DC Cómics, en el que comparte pollo y viñetas con los mismísimos Flash y Linterna Verde.
Branding rules!
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