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Podcast / HSBC y el origen de la banca. Con Esto También Es Política

¿Sabes qué tienen en común, los Templarios, la Ruta de la Seda, y Pablo Escobar, con la familia Rothschild, el opio y un unicornio? Esta semana me embarco rumbo a Hong Kong con Mario Girón y Miguel Rodríguez Clap del podcast Esto También Es Política, para contarte la historia de la marca HSBC y el origen de la banca.

La historia de la banca comienza en Mesopotamia con comerciantes que prestaban grano a los agricultores y comerciantes que transportaban bienes entre Fenicia, Asiria y Babilonia, aproximadamente 2000 a. C. Posteriormente, en la Antigua Grecia y durante el Imperio Romano, los prestamistas incluyeron la aceptación de depósitos y el cambio de dinero. Este sistema se perpetuó hasta la Edad Media y El Renacimiento, cuando fue explotado por las ricas familias de Venecia, Génova y Florencia (con su famosa Banca Florentina). Me refiero a familias como los Bardi, Peruzzi o posteriormente los celebérrimos Medici.

Aunque los primeros en crear una banca con la capacidad de operar en ciudades de Europa y Oriente Medio fueron los Caballeros de la Orden del Temple. Desde el año 1100 (aprox.) hasta su disolución en 1312, los templarios fueron la principal entidad financiera del mundo. Su origen seguro que lo has visto en decenas de películas, pero no me puedo resistir a hablar un poquito sobre sus orígenes.

Tras la primera cruzada (1099) la cristiandad tomó la ciudad santa de Jerusalem. Este hecho propició que muchos peregrinos quisieran visitar los santos lugares. Pero el viaje era tan duro y peligroso que hacer semejante camino con dinero era literalmente jugarte la vida. Por eso años después de la conquista, en 1118, nueve caballeros franceses liderados por Hugo de Payns decidieron crear La Orden de los Pobres Caballeros de Cristo del Templo de Salomón.

Básicamente se encargaban de proteger a los peregrinos en los caminos de Tierra Santa por un lado; mientras que por el otro, en sus encomiendas los peregrinos podían depositar los fondos para su aventura a cambio de una carta de crédito que les permitía recuperarlos en cualquier otra encomienda templaria.

Hugo de Payns - Castillo Templario de Ponferrada
Hugo de Payns – Castillo Templario de Ponferrada

En 1462, en Italia se fundan los bancos Monte de Piedad. Básicamente eran lo que hoy conocemos como casas de empeños. Pero durante el siglo XVI ingleses y neerlandeses introdujeron ingeniosos sistemas de especulación monetaria que dieron comienzo al «mamoneo». A los neerlandeses se le fue de la manos la especulación con bulbos de tulipán. Provocaron la primera gran burbuja económica y una crisis financiera que Países Bajos arrastró durante años.

En España no nos quedábamos cortos. Cuando los barcos que venían de América iban a atracar en el puerto de Sevilla, los mercaderes especulaban con el precio de las viandas. Pero los hay peores. En 1694 Guillermo III de rey de Inglaterra perteneciente a la Casa de Orange-Nassau (Familia nobiliaria de origen Alemán pero entroncada en Países Bajos), ni corto ni perezoso creo el Banco de Inglaterra para financiarse a sí mismo. Y luego la cosa se puso macanuda un siglo después con la entrada en escena de la familia Rothschild que estableció una banca de alcance europeo tal y como la conocemos hoy.

Como verás a lo largo de este episodio, el dinero en Europa siempre ha estado en poder de familias nobiliarias del centro del continente. Aunque puntualmente acabasen sus días en otros países como España, Inglaterra, Países Bajos, Suiza o Escocia, tienen sus raíces en Alemania y esto ha sido así antes y ahora. Los Hannover, Orange, Rothschild, o los Habsburgo que hicieron grande a España, son familias que han sabido perpetuarse en el poder financiero Europeo y mundial con el paso de los siglos… y me atrevo a decir que con alevosía y nocturnidad.

Curiosamente el poder económico de Europa siempre ha estado en poder de estas cuatro dinastías alemanas.
Curiosamente el poder económico de Europa siempre ha estado en poder de estas cuatro dinastías alemanas.

Seguramente has oído hablar de la famosa Ruta de la Seda. Es un conjunto rutas comerciales trazadas a partir del negocio de la seda china, que reactivaron los romanos en el siglo I a. C. Esta red se conectaba a China con Mongolia, India, Persia, Arabia, Siria, Turquía, Europa y África. Y digo que los romanos la reactivaron porque esta ruta es un espacio de intercambio activo desde el Paleolítico. En buena medida porque se considera heredera de la Ruta de Jade (que seguro que también te suena), cuyos restos se remontan a hace 7000 años.

Si bien por la Ruta de la Seda se transportaban todo tipo de productos, a las mujeres de la aristocracia romana les gustaba vestir con aquellas telas tan delicadas y coloridas que venían de Oriente. Por eso la moda por la seda reactivó el comercio hasta el punto que acaparó el nombre de la ruta. El cronista romano Plinio el Viejo escribió: «Tejen (los chinos) telas, como las arañas, que se convierten en un lujoso material para la ropa de las mujeres, llamado seda.»

Este comercio fue creciendo con el paso de los siglos y fue motivo de guerra no en pocas ocasiones. Te recuerdo, por ejemplo, que Cristobal Colón descubrió América porque buscaba una ruta comercial con Oriente que evitase pasar por territorio turco. El comercio es dinero y el dinero ya sabes que es poder.

Así que con la aparición de medios de transporte marítimos más robustos y fiables, las relaciones económicas con China se fortalecieron. En el siglo XVI los portugueses establecieron una colonia en Macao (al sur de China) y lograron que el comercio marítimo entre Europa y el Imperio Chino fuera más directo. Después los españoles conquistamos Filipinas y el ritmo del intercambio entre China y Occidente se aceleró brutalmente.

Así llegamos al siglo XIX. El mundo entero ya estaba enamorado de todos los productos que venían de china. Especias, sedas, porcelanas, té… y Asia en general y China en particular vivían años de dominio absoluto del Imperio Británico, para gloria de la Reina Victoria. Alexandrina Victoria de Hannover fue la última monarca de la Casa de Hannover, dinastía alemana –one more time– que reinaba en Gran Bretaña desde 1714.

Pronto vas a ver que los negocios de Reino Unido eran los negocios de los Hannover. Ya en tiempos del padre de la reina Victoria, Guillermo IV, los británicos se dieron cuenta que el comercio con China movía muchísima plata pero solo en una dirección. Vamos, que compraban mucho a China, pero China no le compraba prácticamente nada ni a ellos ni al resto del mundo. En el caso de España, por ejemplo, el Galeón de Manila transportó más plata a China que la toda Ruta de la Seda. ¡Alucina!

China era un país rico, tenía de todo, exportaba muchísimo y los hijos de la Gran Bretaña querían seguir comprando a los chinos pero no estaban dispuestos a pagar tanta plata a cambio. Tenían que equilibrar la balanza del comercio con Pekín de manera radical para que la plata se quedase en manos británicas.

Reina Victoria del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda y emperatriz de la India
Reina Victoria del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda y emperatriz de la India

Lo que te voy a contar ahora es uno de los hechos históricos más mezquinos, siniestros y maquiavélicos acaecidos en el mundo, que seguramente te abra los ojos (todavía más) sobre hasta dónde pueden llegar los intereses nacionales en materia de geopolítica. Vas a flipar.

Reino Unido tenía que encontrar «algo» que forzara a china a comprarles y que igualase las compras con las ventas entre ambos países. El resultado de esta jugada sería que buena parte de la plata, que hasta entonces se quedaba en el Imperio Amarillo, no saliese de Reino Unido. Ese «algo», ese «producto» iba a ser el opio, y la estrategia fue introducir opio en China de manera ilegal. No sé si te acuerdas cuando te conté la historia de Lipton Tea, que el té era un artículo de lujo en aquella época. Pues bien, lo que hacían los comerciantes ingleses y escoceses, sobre todo, era camuflar el opio entre las cajas de té.

Si has visto la serie Narcos ya sabes cómo va eso del narcotráfico de estado. Pero como ves Pablo Escobar no inventó nada. En poco tiempo las exportaciones de opio de los británicos crecieron vertiginosamente, de aproximadamente 15 toneladas en 1730 pasaron a 75 toneladas en 1773. El modus operandi era bastante sofisticado, la mercancía era embarcada en más de 2000 cajas de té que incluían 70 kg de opio cada una. Fíjate si lo hicieron bien que la adicción que se generó entre los chinos al opio fue tal que, en 1829, el emperador Dao Guang tuvo que prohibir el consumo de opio y su comercialización.

La cosa fue a mayores cuando el secretario del estado chino Lin Zexu envió una carta a la Reina Victoria.​ En ella le pedía que, por favor, respetara las reglas del comercio internacional y no comerciara con sustancias tóxicas. En esta misiva además avisaba a la monarca de que todo opio que se descubriese en China sería echado en aceite hirviendo, del mismo modo que todo barco extranjero que llegase con opio a bordo sería incendiado. Todo de buen rollo. La reina Victoria, muy cuca ella, acusó a China de destruir mercancías británicas sin motivo, lo que supuso el inicio de una escalada de tensión que alcanzaría su momento álgido el 4 de septiembre de 1839.

Hasta aquel día ingleses y escoceses habían seguido metiendo opio de extranjis. Pero aquella mañana la Historia dio un giro inesperado. Resulta que un pequeño barco británico armado y con suministros llegó a lo que hoy es Hong Kong, pero el bloqueo chino impidió que desembarcara. La cosa se puso un poquito más tensa hasta que en noviembre de ese mismo año 1839 dos barcos británicos procedentes de Singapur, sin relación aparente con el comercio de opio, llegaron a la ciudad portuaria de Cantón… y ahí se lio parda. Se produjo un enfrentamiento bélico entre los barcos británicos y las autoridades chinas.

Después de la batalla y comprobar que no llevaban opio, los chinos dijeron que había sido una «confusión» y obligaron a los capitanes ingleses a firmar un documento declarando no estar relacionados con el tráfico de opio. Esta «confusión» es considerada el primer episodio bélico de las llamadas Guerras del Opio.

Las Guerras del Opio fueron dos y tuvieron lugar entre 1839 y 1842, la primera, y entre 1856 y 1860, la segunda. Si bien inicialmente fue un conflicto únicamente entre Reino Unido y China, la Rusia zarista y la Francia Napoleónica terminaron tomando partido por los intereses británicos, sobre todo en la segunda Guerra del Opio.

Pero vayamos justo dos años antes de empezar la guerra, vayamos al año 1837. Los británicos estaban traficando con opio como si no hubiera un mañana y llega un momento en el que deciden crear una empresa pública de transportes para gestionar el comercio con la zona asiática. Entonces crearon la Peninsular and Oriental Steam Navigation Company, más conocida como la P&O. La compañía había llevado a China su primer barco a vela y a vapor, lo cual era un impulso más para el business, y además había cerrado contratos para llevar correo a Alejandría (Egipto) vía Gibraltar y Malta. El control que tenía P&O de los mares quedó patente cuando en 1844, creó los que podrían llamarse los primeros cruceros de lujo del Mediterráneo.

A mediados del siglo XIX un jovencito escocés llamado Thomas Sutherland entró a trabajar en las oficinas centrales de P&O en Londres. El chaval fue haciendo carrera dentro de la compañía, hasta que se convirtió en el superintendente de P&O del puerto de Hong Kong. Este nuevo cargo le obliga a supervisar en primera persona la construcción de los muelles de la ciudad portuaria, y en 1863 se marchó para allá. Eran años en los que, pese a las restricciones, el 70% de los barcos que llegaban a Hong Kong procedían de la importación del opio de la India.

Thomas Sutherland (1834-1922) - Marca de la P&O
Thomas Sutherland (1834-1922) – Marca de la P&O

Thomas Sutherland leyó muy bien la situación del momento y comprendió rápidamente el poder que tenía como superintendente del puerto de Hong Kong. Por eso vio la oportunidad de crear un banco en China. Así que el 3 de marzo de1865 el escocés Thomas Sutherland fundó el banco HSBC.

Al terminar la segunda Guerra del Opio en 1860 las potencias británica y francesa impusieron a China la creación de concesiones territoriales bajo administración extranjera. Así abrieron numerosos puertos chinos al comercio exterior y, por supuestísimo, a la legalización del negocio del opio. Sutherland aprovechó la coyuntura y empezó a generar riqueza a partir del opio de la India primero y del Yunnan chino posteriormente.

Tras la muerte de Thomas Sutherland en 1922, el HSBC instala sucursales en Bangkok y Manila y concentra sus actividades en Hong Kong. Ya en la década de 1980 hace lo propio en EEUU y en 1997 (tras la transferencia de soberanía de Hong Kong de Reino Unido a China), se instala Europa y traslada su sede Londres. Y después de esto llegarían todos esos «problemillas» que rodean a la compañía en la actualidad. Me refiero a eso de manipular el mercado de los tipos de interés del euro, trampear con el LIBOR, la lista Falciani, ser el banco del narcotráfico, violar las sanciones financieras a Irán, o permitir transacciones del tráfico de armas de los de terroristas de Arabia Saudí. Pero seguro que estoy exagerando y la prensa miente.

Puerto de Hong Kong y primera sede del HSBC en China
Puerto de Hong Kong y primera sede del HSBC en China

Hablemos de branding y diseño marcas. El primer signo gráfico del HSBC era similar al escudo de armas Real del Reino Unido. Estaba complementado con elementos del escudo de armas colonial del Hong Kong británico. Es decir, tenía un león rampante (por la casa Real), un arpa (Irlanda), leopardos (Inglaterra), un unicornio por el opio. Jajajajaja que no que es broma, es por Escocia. Además en la parte inferior estaba acompañado de dos veleros, un junco tradicional chino y los lemas de la Orden de la Jarretera: «Honi soit qui mal y pense» (Que la vergüenza caiga sobre aquel que piense mal de ello), y de Ricardo I «Dieu et mon droit» (Dios y mi derecho)… Lemas que le vienen al pelo a una empresa que se dedica a traficar con opio.

Como te he comentado Thomas Sutherland (el fundador del HSBC) era escocés y esto explica el origen del símbolo y el logotipo de la compañía. Seguro que has visto muchas veces la marca de un banco construida con un hexágono rojo. Sí hombre, que tiene en su interior una forma geométrica blanca que recuerda a un reloj de arena. Bueno, pues si cruzas las dos líneas resultantes verás una cruz, inspirada en la cruz de San Andrés, la bandera de Escocia. Por lo visto, los expatriados escoceses en China solían abanderar sus empresas con elementos gráficos en honor a su añorada patria.

Evolución de la marca HSBC

Con el paso de los años aquellas banderas que ondeaban en los navíos comerciales escoceses de la Ruta del Opio, eran tremendamente reconocibles. Así que Thomas Sutherland decidió usar su bandera como marca comercial. Además esta identidad recordaba mucho a la de P&O, lo que no le venía nada mal. Podemos decir tranquilamente que es branding de bandera. Posteriormente la marca sufrió un restyling en 1983 de la mano del mítico diseñador austriaco Henry Steiner. Si no le ubicas te diré que en su portfolio tiene el diseño de logotipos y marcas como Hoteles Hilton, el Dow Jones, o el banco Standard Chartered.

Antes de acabar te diré que el naming del banco HSBC lo conforman las siglas de Hong Kong and Shanghai Banking Corporation. Y curiosamente, por lo que sea, en la actualidad la compañía huye del significado de sus siglas y de su origen.

 

Branding rules!

Fuentes

https://www.paredro.com/logo-de-hsbc-origen-escoces-que-chino
https://logos-marcas.com/hsbc-logo/
https://marcelobonelli.cienradios.com/hsbc-el-banco-fundado-durante-las-guerras-del-opio-cumple-un-nuevo-aniversario/
https://rebelion.org/hsbc-una-historia-de-agua-y-opio/
https://es.wikipedia.org/wiki/Guerras_del_Opio
https://elpais.com/economia/2015/02/18/actualidad/1424294403_385780.html

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