Funko y el origen de los muñecos cabezones
Bs 08x18 · 9min. · 07/06/23
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No hace mucho estuvimos hablando de las figuras coleccionables y las figuras de vinilo con el caso de Kotobukiya, y Funko no se queda muy lejos; pero, antes de adentrarnos en una historia propia de cualquier serie friki que se nos ocurra, deja que te explique por qué un Funko es un Funko. Para eso, tengo que empezar a contarte lo básico: cómo surgen los muñecos cabezones o bobbleheads.
Los muñecos cabezones tienen su origen durante el siglo XVII en Asia, cuando se hacían figuras de Buda y otras imágenes religiosas con la cabeza grande. A estos pequeños cabezones los denominaban como “temple nodders”. Esto es así porque parecía que estaban asintiendo con la cabeza mientras rezaban. Pero si hablamos de la primera vez que llegaron a Occidente, tendríamos que irnos a 1842, cuando el escritor alemán Nikolái Gógol describió en su cuento “El Capote” a sus personajes con “un cuello como los gatos de yeso que hace que muevan sus cabezas”.
Ahora que te he puesto al día, te hablaré de un grupo de tres amigos que tenían pasión por lo retro: Mike Becker, Rob Schwartz y Sean Wilkinson, que son los fundadores de Funko.
Mike y Rob se conocieron en los años 80, cuando Mike entró en una tienda de camisetas donde Rob era el encargado. Fue amistad a primera vista. Tenían tantas cosas en común que se recorrieron el país buscando mercadillos, letreros antiguos y objetos algo peculiares para coleccionar, hasta que un día Sean entró en escena. Mike y Rob fueron a una fiesta friki y resulta que Sean era un enamorado de las fiestas temáticas. Le molaban tanto que además las organizaba, así que era cuestión de tiempo que los tres se acabaran conociendo. Cuando esto sucedió, se hicieron inseparables.
Como a Rob le gustaba también el diseño de interiores, siempre proponía ir a algún bar original, y en esas reuniones de amigos hablaban de cómo les gustaría trabajar juntos, tenían brainstormings loquísimos, hasta que, por fin, tuvieron la idea de crear los muñecos cabezones.
Al día siguiente de uno de estos brainstormings, Rob apareció con un muñeco de arcilla, que a la postre fue el primer prototipo de un Funko. Y ese muñeco fue bautizado como Bob Computer: un muñeco con cuerpo de oficinista y cabeza de ordenador.
La idea comenzó a coger forma cuando visitaron un parque de atracciones de Universal Studios y se quedaron fascinados por las tiendas de souvenirs, especialmente por una llamada Sparkys. Ésta tienda tenía un escaparate increíble, lleno de robots, figuritas, dispensadores de caramelos… El paraíso friki. Fue entonces cuando decidieron enseñarle al dueño de aquella tienda su figura de Bob Computer.
Por su parte, Mike seguía queriendo hacer muñecos de sus franquicias favoritas con aire de los años 50, y pensó en hacerlo con la mascota de la cadena de hamburgueserías Big Boy. Al intentar comprar un busto de esta mascota en Ebay, Mike alucinó con el precio tan alto que tenía. Se lo comentaron al gerente de la tienda de Sparkys, a éste le pareció una idea estupenda y se pusieron manos a la obra para realizar montones de figuras de vinilo. Tras terminarlas, dejaron unas cuantas figuras en la tienda del parque de atracciones y en las hamburgueserías del recinto, de forma totalmente gratuita… y al día siguiente ya estaban agotadas.
¿Pero qué nombre le dieron a este invento? En un principio, pensaron en usar Brain Works, pero no cuajó, así que después de pensarlo mucho y jugar con las palabras, juntaron dos palabras: Fun y Company. Cambiaron la C por una K, las juntaron y así nació el nombre de Funko. –Así de simple–
Y si eso te ha parecido interesante, espera a que te cuente lo del diseño de su logotipo. Resulta que es una forma estilizada de representar a su mascota, Freddy Funko, que es un oso de peluche con una camisa a rayas y una gorra de béisbol. Pretende ser juguetón, nostálgico, creativo y sobre todo, divertido.
Tras haberle dado un nombre a su ida y haber realizado un par de trabajos, decidieron lanzarse a buscar licencias para fabricar más figuras. La primera licencia que consiguieron vino gracias a un amigo y fue la de Betty Boop, pero la tercera fue la definitiva. Como si hubiese caído del cielo, consiguieron la licencia de Austin Powers. Obviamente, esto les catapultó a la fama, ya que la película fue un éxito internacional y vendieron más de 100.000 figuras de Austin Powers. Y como bien dijo Mike, “todo empezó con Austin Powers”.
La cosa no se quedó ahí. Después del éxito de las figuras de Austin Powers, casi todas las tiendas de EEUU querían una figura Funko para sus escaparates. Y, claro, tuvieron que mudarse del garaje donde hacían las figuras a una oficina más grande. Aquí encontraron una nueva oportunidad para ser más relevantes. Se dieron cuenta de que la gente prefería figuras de franquicias poco populares. Y el coleccionismo y las series numeradas se instauraron en Funko. Con todo esto, consiguieron hacer su primer evento en 2002: Funko Fundays. Si quieres saber más sobre el coleccionismo seguro que te interesa el episodio que le dediqué a Scalextric y el origen del modelismo.
Pero no es oro todo lo que reluce. La compañía estuvo al borde de la bancarrota en 2005, pero el lanzamiento de las figuras Wacky Wobblers (muñecos cabezones de vinilo que se balancean) les salvó financieramente. Por desgracia, actualmente corre el rumor de que Funko podría volver a entrar en bancarrota por el exceso de inventario y las bajas ventas de 2022. El plan de Funko sería deshacerse de toneladas de inventario, ya que según explica la marca, les resulta más barato eliminar el producto que seguir pagando los costes de almacenamiento.
Antes de acabar quiero compartir contigo algunos datos que me han parecido súper interesantes. La estética de los Funkos está inspirada en un estilo japonés: el concepto chibi, que son dibujos, muñecos o figuras con rasgos exagerados pero que resultan adorables.
Y aunque no lo parezca, no todos los funkos son fáciles de conseguir. Hay dos muy codiciados dentro del mundo del coleccionismo: la versión holográfica de Darth Maul, de Star Wars, y los funkos dorados de Willy Wonka y los Oompa Loompas.
El primero fue creado para una Comic-Con de San Diego en 2012 y solo se hicieron 480 figuras. Lo que aumenta su precio para conseguir uno hasta los 6.600 dólares –una locura–. Pero si hablamos de locuras, entonces pasemos a los funkos de Charlie y la Fábrica de Chocolate. Porque estos se hicieron para los Funko Fundays de 2016, donde se repartieron entre los asistentes unas misteriosas tabletas de chocolate. Pues resulta que 10 de ellas tenían un ticket dorado que podías canjear por estos funkos. Al existir solo 10 en el mundo, son imposibles de conseguir y su precio aumenta hasta los 15.000 dólares. Y si esto te sabe a poco, te diré que en 2018 Funko lanzó su propia línea de cereales de desayuno, que incluyen una figura Funko Pop! exclusiva en cada caja.
Branding Rules!
Fuentes:
stuckeys.com
bobbleheads.com
sicansios.es
lafrikileria.com
eloutput.com
eleconomista.es
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