Saltar al contenido
  • Cartier y el primer reloj de pulsera
Ver menu
Podcast / Cartier y el primer reloj de pulsera

¿Sabéis qué tienen en común, Napoleón III, la dinastía de los Romanov, los nazis y la familia Rockefeller, con uno huevos de pascua y una pantera de diamantes?. Esta en BrandStocker nos ponemos en hora para hablar del origen de la marca Cartier y el primer reloj de pulsera.

Cuando la creatividad se pone al servicio de un negocio, el resultado suele ser asombroso, por eso he querido dedicarle un programa al rey de los joyeros, Louis-Francois Cartier. Desde su taller, este referente de la joyería, tuvo el don de convertir las joyas en obras de arte y los objetos comunes en artículos de lujo.

Louis-Francois Cartier era un joven que aprendía el oficio de joyero de la mano de su maestro, el parisino Adolphe Picard. Cuando éste murió en 1847, Cartier se hizo con el negocio con tan solo 28 años, y le dio su propio nombre. Cartier tenía un don de gentes embriagador, gran destreza diseñando y la visión comercial de los grandes empresarios. Por eso no es de extrañar que la empresa tuviera un impulso apabullante.

Gracias a la perfección y precisión de su trabajo recibió encargos de los monarcas de la época, estos querían lucir no sólo sus joyas sino sus diseños exclusivos de todo tipo de objetos preciosos.

Familia de Alfred Cartier con sus tres hijos, Pierre, Louis y Jacques, en San Juan de Luz (1922)
Familia de Alfred Cartier con sus tres hijos, Pierre, Louis y Jacques, en San Juan de Luz (1922)

Hay que apuntar que era la época de máximo esplendor del segundo imperio de Napoleón III, y su taller estaba en París, así que tenía los ingredientes necesarios para que entre sus clientes se encontrara la mismísima Eugenia de Montijo y la princesa Matilde, o lo que es lo mismo, la mujer y la prima del emperador.

Cartier fue cambiando de taller hasta estar cerca de la española Eugenia de Montijo y mientras siguió diseñando joyas de gusto histórico. Un día la emperatriz le comentó su intención de deshacer sus joyas y volverlas a montar en el estilo de las que lucía María Antonieta, dando origen al “estilo guirnalda”. El astuto Cartier aprovechó su trato directo con ellas para llevar la fama de sus joyas al resto casas reales europeas.

Louis-Francois Cartier le cedió las riendas de la empresa a su hijo Alfred en 1899, y lo primero que hizo éste fue llevar el taller al número 13 de la prestigiosa rue de la Paix en París, sede principal de la compañía en la actualidad. En el lecho de muerte, Alfred Cartier le encargó a sus hijos Louis, Pierre y Jacques, la expansión de su marca por el mundo. Fue Louis, el primogénito, quien heredó de su padre y de su abuelo esa extraña mezcla de gusto estético y maestría en el marketing, y envió a sus hermanos en busca de piedras preciosas a Oriente y Asia.

Eduardo VII rey de Inglaterra - Primera tienda Cartier
Eduardo VII rey de Inglaterra – Primera tienda Cartier

En 1902, la realeza europea se puso sus mejores galas con motivo de la coronación de Eduardo VII como rey de Inglaterra. Para tal ocasión, Cartier recibió un pedido de 27 diademas que llevaron engarzadas joyas encontradas por sus hermanos durante aquellos viajes. Además tuvo el honor de ser nombrado proveedor de la Corte de Inglaterra. El día de su nombramiento el rey le dedicó unas palabras que se convirtieron en el mejor claim comercial para su consagración. “Cartier, eres el joyero de los reyes, y el rey de los joyeros”. Tras estas palabras su exclusiva clientela se extendió a las coronas de España, Portugal, Grecia, Rumania, Egipto y Siam. De las manos de Cartier salieron diademas, collares y gargantillas cubiertas de brillantes que provenían de unas minas que descubrieron por aquellos días en Sudáfrica… Todo un alarde de exclusividad.

Con los primeros pasos del siglo XX, Louis Cartier se mantuvo al margen del estilo Art Nouveau que imperaba entre la burguesía europea y fue fiel a su instinto. Es justo en esta época cuando la marca Cartier alcanzó las mayores cotas creativas de su historia. Louis Cartier rompió con los estilos conservadores e introdujo un nuevo lenguaje en la joyería.

Pero la suma de creatividad, reputación y reconocimiento de la marca Cartier, no habría tenido un resultado tan positivo si no hubiera sido por el apoyo económico de la casa real Rusa. La familia Romanov se interesó por su artesanía y le invitaron varias veces a visitar Rusia. Allí conoció a uno de los mejores orfebres de todos los tiempos… Carl Fabergé, creador de los famosos huevos de pascua y referente indiscutible de Cartier.

Jeanne Toussaint, inspiradora de la famosa pantera de Cartier
Jeanne Toussaint, inspiradora de la famosa pantera de Cartier

Movida por un espíritu innovador, Cartier fue la primera joyería en trabajar el platino, y se convirtió no sólo en un hito de Louis Cartier sino del estilo Art Déco, del cual fue pionero. Este material le permitía trabajar las monturas hasta hacerlas casi invisibles y fue el sustento de su internacionalización. Pocos años después, uno de los tres hermanos, Pierre Cartier, se estableció en Nueva York. Allí cambió dos hileras de perlas valoradas en un millón de dólares, por la casa que hoy es la sede de Cartier en la Quinta Avenida. Al poco tiempo tuvo como clientes a una nueva aristocracia formada por magnates, empresarios y estrellas de cine como Elizabeth Taylor o la familia Rockefeller.

En su búsqueda de avances técnicos extraordinarios, Cartier diseñó diamantes alargados (el aclamado corte baguette); los famosos ‘Tank’, diseñados en homenaje a los tanques de los aliados de la Primera Guerra Mundial; o su mítica ‘Pantera’, que surgió por el apodo que le puso a su colaboradora Jeanne Toussaint por el carácter que tenía. Un hecho histórico de la marca fue cuando París estaba ocupada por los nazis. Jeanne Toussaint puso en el escaparate de su tienda un ‘Pájaro en una jaula’ en protesta por la situación política.

Pero seguramente lo más representativo de la firma Cartier sean sus relojes… sus ‘relojes misteriosos’. Veréis, Cartier creó un reloj cuyo mecanismo era un misterio. El movimiento de las agujas de este reloj era tan sofisticado como enigmático. Esto se debía a que estas agujas estaban unidas a un disco de cristal que giraba mediante un mecanismo de tornillo sin fin… Por eso le pusieron el naming Mystère.

El aviador Alberto Santos Dumont y el primer reloj de pulsera
El aviador Alberto Santos Dumont y el primer reloj de pulsera

Aunque el reloj que le dio realmente prestigio a la marca Cartier se diseñó en 1904 para el piloto Alberto Santos Dumont. El joyero era amigo del aviador brasileño, quien le confesó que era muy incómodo consultar la hora en un reloj de bolsillo mientras volaba. Louis lo vio claro y le puso una correa al reloj de su amigo, creando el primer reloj de pulsera de la historia.

Desgraciadamente los días del gran Louis Cartier tuvieron su final en 1942, después le siguió su hermano Jacques y, tres años después falleció Pierre. Entonces llegaría la cuarta generación de Cartier, que asumió el mando hasta que en 1972 un grupo de inversores compró Cartier y construyó un imperio del lujo que hoy tiene boutiques en 124 países de todo mundo, algo muy similar a lo que vimos en BrandStocker cuando hablamos de la marca Montblanc.

Branding rules!

Fuentes

0 respuestas a «Cartier y el primer reloj de pulsera»

Newsletter Newsletter

Escúchanos antes que nadie suscribiéndote a nuestra newsletter

Suscríbete con tus datos:

    ¿Nos cuentas qué necesitas?

      • +34 679 615 073