Braun y el origen de la Minipimer
Bs 07x03 · 24min. · 29/09/21
Bs 07x03 · 24min. · 29/09/21
Antes de meternos con la Minipimer, tengo que contarte que Max Braun fue un mecánico e ingeniero industrial nacido en Prusia Oriental en 1890. Con 31 años, en 1921, creó un pequeño taller de fabricación de componentes para electrodomésticos, en Frankfurt. Desde el principio la empresa se caracterizó por sus ideas ingeniosas, soluciones de productos innovadores y el uso de los últimos desarrollos técnicos. De hecho su primer producto fue una correa de transmisión que reducía de forma significativa el desgaste de la misma, que fue todo un descubrimiento.
Ocho años más tarde, Braun ingresó en la industria de la radio por la puerta grande gracias al desarrollo de unos receptores de radio. Lo cierto es que la calidad de sus componentes le dio cierta reputación en el sector, y esto le llevó a pensar que si eran capaces de producir lo más difícil (los componentes) por qué no iban a poder fabricar una radio completa. Así es como llegó el primer producto integral fabricado por Braun, un amplificador de potencia que le convirtió en uno de los primeros fabricantes europeos que combinó radio y tocadiscos en un mismo aparato… y esto hizo que Max Braun descubriese que quería hacer aparatos que simplificaran la vida de las personas.
Con la llegada de la fabricación de producto final surgió la necesidad de tener una marca comercial que representase a la compañía. Corría el año 1934 cuando Max Braun encargó al diseñador Will Münch el diseño del famoso logotipo de Braun con su característica «A» alargada, redondeada y en relieve. Esta «A» tan singular estaba inspirada en el diseño del arco de la radio Cosmophon, creado en 1932 por Carl Sevecke.
Era cuestión de tiempo que llegara la fama y el éxito, y ambos se materializaron en la Exposición Universal de París de 1937 cuando Braun recibió el premio por sus logros especiales en fonografía, gracias al desarrollo de una batería de radio portátil… pero estalló la II Guerra Mundial.
Braun se vio obligado a dejar prácticamente la producción civil. Y curiosamente una de las pocas cosas que siguió produciendo fue el Manulux –me flipan estos namings– que era una linterna de bolsillo alimentada por una dinamo manual que vendió más de 3 millones de unidades y se convirtió en el primer producto Braun fabricado en serie. Aquí tengo que hacer un inciso porque no quiero que confundas a Max Braun (nuestro protagonista hasta el momento), con Wernher von Braun, el ingeniero estrella de los nazis que terminó siendo clave en la conquista estadounidense de la Luna. No tienen nada que ver.
Desgraciadamente en 1944 la fábrica de Braun en Frankfurt quedó destruida casi por completo y no fue hasta el año siguiente que Max pudo empezar a reconstruir la empresa con la ayuda de 150 empleados. Es cierto que la guerra cambió a Europa pero sobre todo a Alemania, y Max Braun se dio cuenta del potencial de los segmentos de mercado emergentes.
Por eso poco a poco fue introduciéndose en la fabricación de aparatos de cocina y afeitado. Así que decidió desarrollar la primera afeitadora eléctrica, la Braun S 50, con el apoyo de su hijo Artur, y la primera línea de electrodomésticos de la marca. La afeitadora, por cierto, fue diseñada en 1938 por le propio Max pero su fabricación tuvo que retrasarse por culpa de la guerra, y que es una de las más vendidas de la historia. Dentro de los utensilios de cocina tengo que hacer mención especial a la batidora de cocina Multimix… que más adelante dará lugar a que esta historia viaje hasta España para hablar de Minipimer.
De repente Max Braun fallece en noviembre de 1951 con 61 años. Fue un palo para la familia pero también para el negocio, así que tuvieron que coger las riendas den business sus hijos Artur, con 26 añitos, y Erwin con 30. Afortunadamente eran dos jóvenes bien preparados. Erwin había estudiado la carrera de empresariales y Artur era un ingeniero con cierta experiencia.
Ambos hermanos estaban escarmentados por todo lo vivido durante el nazismo y la guerra y soñaban con un futuro mejor basado en el respeto a empleados y clientes. Para hacer realidad esta visión desarrollaron un concepto nuevo de empresa. Ese mismo año de 1951, los hermanos Braun crearon una revista para sus empleados y poco después construyeron un centro de salud y una cafetería muy moderna donde se daban comidas de gran calidad a sus empleados… iniciativas que siguen funcionando hoy en día y que seguro te recuerdan a las acciones parecidas que llevó a cabo el padre Arizmendiarrieta, que te conté cuando vimos la historia de la marca Fagor.
Por si fuera poco la industria de las radios y los tocadiscos había empezado a estancarse. A la gente ya no le gustaban aquellas radios hechas con materias nobles y decoraciones recargadas, por lo que necesitaban a alguien que se sacase de la chistera nuevos conceptos de diseño, pero sobre todo que garantizase que la filosofía de Braun se proyectara en el mercado. Y el elegido fue Fritz Eichler, un historiador del arte, interiorista, cineasta y compañero de armas de Erwin Braun.
Fritz Eichler estaba muy influenciado por la Escuela de Diseño de Ulm, que de alguna manera había cogido el testigo de la vanguardia de la Bauhaus tras su desmantelamiento en 1933 a manos de los nazis. La Escuela de Ulm se consagró a la función y a la inserción del diseño como factor fundamental en el mundo industrial, y fue la cantera de diseñadores intelectuales que aportaron nuevos enfoques en el diseño, dentro de los departamentos de Comunicación Visual y Diseño Industrial, entre otros.
Eichler invitó a Erwin Braun a una conferencia sobre diseño industrial y responsabilidad empresarial que daba Wilhelm Wagenfeld (miembro de la Bauhaus). Erwin Braun quedó tan asombrado que tras la ponencia le encargó a Wagenfeld el diseño de la identidad su compañía, y para formar equipo Fritz Eichler se puso en contacto con dos grandes del diseño y estrechamente relacionados con la Escuela de Ulm: Otl Aicher y Hans Gugelot. Este Dream Team del diseño se completaría en 1955 con la contratación de un jovencísimo Dieter Rams.
Estos diseñadores empaparon a Braun de unos valores que ahondaban en la fiabilidad, la innovación y la distinción como clave de éxito. Su objetivo era desarrollar productos que respondieran a las necesidades del consumidor, y que estuviesen siempre un paso por delante de la competencia en tecnología y diseño. Y todo esto se puso de manifiesto en tan sólo ocho meses, el tiempo que necesitaron para cambiar por completo la identidad de todos los productos de Braun. El resultado lo presentaron en la Feria de Electrónica de Dusseldorf en 1955 y fue sencillamente espectacular. Solamente el stand diseñado por Otl Aicher transmitía más innovación y modernidad que cualquiera de los productos que presentó la competencia.
Gracias a Otl Aicher el nuevo estilo de diseño de Braun trascendió a la gama de productos y alcanzó de lleno al sistema de comunicación gráfica para dar a Braun una imagen corporativa al mismo nivel que hizo Peter Behrens con AEG. –Por cierto, diseñador y marca a los que también he dedicado un episodio de BrandStocker–.
Otl Aicher decía que «la función hace la forma y la belleza viene dada por la excelencia funcional de los objetos», y esta filosofía de diseño de producto caló muy hondo en el equipo de diseño de Braun, principalmente en el que se convertiría en referente mundial en este campo: Dieter Rams. Precisamente, hablando de todo esto, te recomiendo que veas un video de Marco Creativo sobre el diseño del logo de Braun en el que hace una comparación maravillosa sobre los diseños de Dieter Rams y Jonathan Ive, el responsable de diseño de Apple.
Antes te comentaba que Multimix iba a ser ese producto de Braun que engancharía esta historia con España, más concretamente con un diseñador industrial barcelonés que asombró al mundo con su modernidad doméstica. Todo empezó con la política de Braun para asociarse con los mejores diseñadores, que se inició con la contratación de Fritz Eichler, y la incursión de la marca en el mundo de la cocina.
Por aquel entonces estaba arrasando una batidora de mano que había patentado en 1950 un suizo llamado Roger Perrinjaquet. Esta batidora se empezó a comercializar en 1954 con el nombre de Bamix (bat et mixe), traducido “bate y mezcla”, y representa un raro caso en el que ser el primero no supuso ser el mejor. Verás…
Enric Berrens, un ingeniero de Esplugues de Llobregat empezó a comercializar en España productos de la empresa suiza Turmix. –Este nombró seguro que te suena– Pasado un tiempo adquirió las licencias de fabricación de estos productos en nuestro país y, en 1945, terminó forjando una alianza hispano-suiza bajo el naming Pimer, que era el acrónimo de Pequeñas Industrias Mecánico Eléctricas Reunidas.
En poco tiempo la compañía se convirtió en todo un referente del sector del electrodoméstico español, pero el paso de los años les obligó a actualizar la oferta. La mítica trituradora Turmix, el buque insignia del catálogo, necesitaba actualizarse. La Turmix era un aparato innovador, sí, pero su limpieza era muy laboriosa. Los alimentos se introducían en un vaso vertical para ser triturados por unas cuchillas difíciles de limpiar, y además pesaba bastante, más de 3 kilos. Entonces Pimer confió la tarea de renovar la Turmix a un joven diseñador industrial llamado Gabriel Lluelles Rabadá.
Durante la experiencia traumática de la postguerra, Gabriel Lluelles, empezó a diseñar pequeños electrodomésticos que facilitaban mucho la vida a las personas, extraordinariamente útiles, sinceros, sin artificios, y muy funcionales… quería facilitar la vida de las personas. ¿Te suena esta filosofía?. Con esta idea dio sus primeros pasos como delineante y perito industrial mecánico-eléctrico en Pimer entre los años 1947 y 1962. Después pasó a ser jefe del servicio técnico y terminó como director técnico… y padre de Minipimer, verás.
Lluelles estaba diseñando inspirado por una filosofía idéntica a la que había mamado Dieter Rams, lo que despertó el interés del Alemán por su trabajo. Y todo se materializó cuando Lluelles creó la primera batidora eléctrica de brazo. El diseño era manifiestamente mejor que el de la Turmix, había reducido el peso a menos de 1kg, y además era fácil de limpiar. Dieter Rams tenía que conocer a aquel hombre… y así fue.
Tras el lanzamiento de Minipimer en 1959, Dieter Rams vino a España para conocer a Gabriel Lluelles y cuentan las crónicas que hubo muy buena sintonía entre ellos, a pesar de la diferencia de idioma. Gabriel Lluelles le enseñó la Minipimer y otros pequeños electrodomésticos que había diseñado como molinillos de café, planchas y trituradoras. Rápidamente compartieron impresiones y descubrieron que les movían las mismas inquietudes en materia de diseño de producto. Y la cosa fue tan bien que en 1962, Industrias Pimer fue adquirida por Braun. Lluelles pasa a ser director técnico del departamento de desarrollo y construcción de Braun España, y empieza a colaborar con Dieter Rams en la evolución de la Minipimer. Hasta convertirla en un electrodoméstico imprescindible en cualquier hogar.
El éxito de Minipimer fue tal que no solo se vendieron millones de unidades en toda España entre los años 60 y 80, sino que acabó protagonizando uno de los casos de vulgarización de marca más significativos de nuestra cultura durante varias décadas. Te he contado muchos casos como este en BrandStocker, porque la gente iba a los grandes almacenes y no pedía una batidora de mano… pedía una Minipimer.
Antes de acabar tengo que compartir contigo los 10 principios del buen diseño que estableció Dieter Rams. Los puedes aplicar a cualquier tipo de producto, sea industrial, digital o prototipo:
Branding rules!
https://www.braun.de
https://es.braun.com
https://www.braundesign.es
https://www.terremoto.ne
https://abg-ip.com
https://www.braundesign.es
https://flow.es
Bs 07x20 · 48min. · 15/06/22
Bs 07x19 · 45min. · 08/06/22
Bs 07x18 · 29min. · 01/06/22
Bs 07x16 · 61min. · 27/04/22