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Podcast / BiC y el origen del bolígrafo

Empezaremos, como siempre, por el invento en sí. A finales del S. XIX existían varias patentes del bolígrafo, que era y es, un instrumento con una bola giratoria en la punta que deja un rastro de tinta. Hablamos de BiC.

La primera fue de John Lond, en 1888 y se trataba de un proto-boli pensado para hacer patrones sobre cuero para la industria textil. El sistema era un poco rudimentario, dejaba manchas y goteaba. Algo parecido pasaba cos las patentes de Eduard Penkala (inventor de las bolsas de agua caliente, entre otras cosas), Baum y Riesburg.

Así llegamos al prototipo de un argentino de origen húngaro llamado Ladislao Biró. Ladislao nació en Budapest en 1899 en una familia acomodada. Desde jovencito fue una persona muy creativa y polifacética. Comenzó a estudiar medicina pero luego abandonó y se dedicó al hipnotismo, de hecho fue el primero en ejercer esta disciplina en Hungría. Tenía bastante éxito y ganaba dinero pero hacía muchas más cosas, le apasionaba la grafología, fue agente de aduana, vendedor de coches, broker e inventor… En 1930 inventó una proto-lavadora, que pudo ser fabricada en serie y le reportó sus royalties.

Ladislao Biró y su patente del disño de la punta del bolígrafo, año 1943
Ladislao Biró y su patente del diseño de la punta del bolígrafo, año 1943

Pero su primer invento, en 1928, fue una pluma fuente, que se llenaba con agua cubriendo una serie de tintas sólidas, que se iban disolviendo parcialmente a medida que pasaba el agua. Se inspiró en los trabajos que había realizado su padre, sin mucho éxito, buscando un instrumento para escribir a medio camino entre las plumas estilográficas y lo que hoy conocemos como bolígrafo.

En 1938 ya había patentado un modelo rudimentario del bolígrafo en Hungría, Francia y Suiza. Ese mismo año, se encontraba trabajando como reportero de un periódico húngaro, en Yugoslavia. Un día escribió una nota en la entrada del hotel dónde estaba hospedado, con un primitivo modelo de bolígrafo que a veces funcionaba y otras veces no. La nota era un borrador que debía enviar a Hungría y cuando subió para ir a su habitación, lo llamó el conserje del hotel y le dijo: ese señor que estaba a su lado es un ingeniero y le ha visto escribir con un instrumento que no conoce ¿Tendría inconveniente en entrevistarse con él?

El misterioso ingeniero resultó ser el presidente de una compañía argentina que le invitó a ir a Buenos Aires para comercializar su invento.

Pasaron un par de años hasta que a mediados del mes de mayo de 1940 llega a Buenos Aires en un barco español llamado Sevilla. Al poco tiempo adoptó la ciudadanía argentina y formó la Compañía Biro-Meyne-Biro junto con su hermano y Juan Jorge Meyne. Lanzaron el famosísimo Birome.

Publicidad en una revista argentina de 1945. Ladislao en la fábrica Biró - Meyne - Biró
Publicidad en una revista argentina de 1945. Ladislao en la fábrica Biró-Meyne-Biró

Al principio fracasaron porque el instrumento perdía tinta y manchaba, incluso llegaron ofertarlo regalando un “vale” para la tintorería.

En 1941 y tras muchos esfuerzos dieron con la solución y crearon el primer bolígrafo “antimanchas” que funcionaba incluso en los aviones. Esta característica hizo que durante la II Guerra mundial recibieran miles de pedidos de los gobiernos británico y estadounidense para sus pilotos de combate. Aunque supuso un gran impulso para la compañía, al finalizar la guerra la empresa quebró por falta de financiación y, parece ser, por una gestión inadecuada.

En 1944, Ladislao vendió la patente del bolígrafo a la firma norteamericana Parker Pen, junto con sus oficinas en la calle Alsina 633, y su planta en la calle Querandíes de Buenos Aires. Comenzó entonces una dura batalla entre diversas compañías –mayormente norteamericanas- por hacerse con la explotación del bolígrafo. Los primeros empresarios que se hicieron con su patente no lograron aumentar las ventas debido a pequeños fallos en la producción y, sobre todo, por los altos precios (llegaban a costar hasta 100 dólares por unidad) que los hacía prácticamente inaccesibles.

En 1950, Marcel Bich, un emprendedor italiano, nacionalizado francés, hijo de una baronesa, viajó hasta Argentina con el fin de comprar la patente del Birome. Marcel tenía un refinado gusto aristocrático y un interés por todo lo tecnológico. Tras hacer numerosas pruebas, Bich encontró el grosor perfecto de tinta que nunca goteaba ni se obstruía.

Marcel Bich
Marcel Bich

Había surgido el primer BiC de la historia, y Marcel decidió darle su nombre al nuevo producto, eliminando la h para que no se confundiera fonéticamente con bitch (puta en inglés). Desde el comienzo, Bich fue muy consciente de la importancia que tenía la comunicación para el éxito de su producto. Contrató al diseñador gráfico Savignac que se encargó tanto del diseño de la marca como de la primera campaña de publicidad, a la que seguirían otras muchas.

La primera campaña, de 1952, tenía el lema “elle court elle court, la pointe BiC” (corre, corre, la punta BiC) y era un sencillo cartel a 3 tintas (amarillo, azul y naranja) en el que aparecía un atleta con su ropa deportiva y zapatillas de clavos persiguiendo un bolígrafo azul cuya punta escribe el lema en su avance.

Savignac siempre se caracterizó por su lenguaje gráfico simple y efectivo. Con una carga importante de humor, muy colorista y con cierto surrealismo era el estilo ideal para el producto que acababa de surgir y que estaba, en un inicio, orientado al público infantil.

Al principio la marca sólo estaba compuesta por el logotipo con las letras BiC caladas en un paralelogramo naranja (Pantone 1235C para ser más exactos) con las esquinas redondeadas.

Campaña de Savignac para BiC, 1960
Campaña de Savignac para BiC, 1960

No fue hasta 1961 cuando apareció el isotipo que ha llegado hasta hoy. Pero esa primera aparición del BiC Boy fue en forma de cartel para promover la nueva bola (ahora hecha de carburo de tungsteno) y como quería atraer la atención de los niños diseñó un chaval con una esfera enorme por cabeza y un boli a la espalda. Al año siguiente el BiC Boy fue colocado delante del logotipo y se convirtió en el isotipo de la marca.

Primera campaña de BiC, diseñada por Savignac en 1952
Primera campaña de BiC, diseñada por Savignac en 1952

Enseguida los mercados europeos se le quedaron pequeños. La expansión mundial había empezado en 1956 con su filosofía de «ofrecer el máximo servicio al mínimo precio”. Como véis, no podemos considerar a Marcel como el inventor del bolígrafo pero sí aportó mucho a concepto “low-cost” creado por Gillette, como ya vimos en BrandStocker.

Compró la compañía estadounidense de plumas Waterman y logró con su BiC imponerse en toda América, Australia y África. Ningún lugar del mundo se resistía a esa maravilla de simplicidad. Escribir nunca había sido tan fácil, rápido y barato. Bich consiguió que el precio bajara de los 100 dólares que podía costar un bolígrafo en 1945, a 4 ó 5 dólares. En 1960, los BiC ya costaban entre 29 y 69 centavos de dólar, dependiendo del modelo, y se impusieron como los preferidos en todo el mundo por su sencillez y por durar un año o 2 kilómetros de escritura.

En 1973, diversifica su actividad con el lanzamiento del mechero BiC, convirtiéndose en el primer encendedor de usar y tirar más utilizado del planeta, para luego revolucionar el mercado del afeitado en 1975 con el diseño y comercialización de la primera maquinilla de afeitar totalmente desechable (hoja y mango).

Campaña de Savignac de 1961 donde aparece por primera vez el BiC Boy
Campaña de Savignac de 1961 donde aparece por primera vez el BiC Boy

En 1979 BiC entra en el mercado de los deportes, al adquirir la empresa de tablas de surf Tabur Marine, que se convirtió en BiC Sport en 1985. Recientemente, en 2008, también han lanzado un teléfono móvil en Francia con escasa repercusión. Como decíamos lo suyo es el low-cost.

Para terminar¿sabéis para que son los dos agujeros que tienen los BiC? por si acaso os lo cuento: en el primer caso, el del tapón, el agujero cumple una norma de seguridad: evitar el riesgo de asfixia. De sobra es conocida y extendida la afición por mordisquearlo. Si se diera el caso de tragarse o succionar el tapón, el agujero permitiría que no se obstruyeran las vías respiratorias.

El del lateral, evita fugas de tinta (sirve para igualar la presión atmosférica dentro y fuera del boli ya que una diferencia entre el interior y el exterior provocaría posibles pérdidas).

Campaña de publicidad resaltando la durabilidad de los BiC
Campaña de publicidad resaltando la durabilidad de los BiC

Y una cifra final: 15 millones de bolígrafos vendidos diariamente en todo el mundo.

Branding rules!

Créditos

  • Intro: «Feel Good Acoustic Ukulele», Akashic Records.
  • Incidental: «Longtime», Reman.
  • Cierre: «Enfantillages», Löhstana David.

Fuentes

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