Arcos y el origen de la navaja
Bs 06x13 · 12min. · 03/03/21
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Para conocer la historia de la navaja o cuchillo plegable, como se conoce en otras latitudes, tengo que empezar hablando de su hermano mayor. El cuchillo se ha usado como utensilio de cocina y como arma desde la Edad de Piedra. Los ejemplares más antiguos tienen dos millones y medio de años. Desde entonces todas las culturas han usado el cuchillo como herramienta para alguna actividad.
Si Roma afianzó su impero a golpe de Gladius y Japón fortaleció sus shogunatos Katana en ristre, podríamos decir que los dominios del Impero español no vieron ponerse al Sol gracias a la navaja.
La navaja no es más que un cuchillo cuya hoja se dobla sobre el mango para que el filo quede guardado entre las dos cachas. Y aunque no te lo creas, al igual que la fregona… es un invento español.
Durante los ocho siglos que duró la Invasión musulmana de la península ibérica hubo dos ciudades que desarrollaron una destreza singular en la fabricación de armas. Toledo, que sería legendaria por sus espadas y damasquinados, y Albacete, cuyos cuchillos y puñales fraguaron una gran reputación.
En los siglos posteriores Albacete desarrolló una industria cuchillera que ha grabado su nombre en cuchillos de todo el mundo. Pero sobre todo lo ha vinculado a un invento 100% Manchego, la navaja.
Hay muchas interpretaciones sobre la etimología de la palabra «navaja«, pero lo cierto es que proviene del término latino novacula, que significa «cuchillo pequeño».
El origen de la navaja clásica de Albacete se sitúa en la cultura musulmana. Está documentado desde el siglo XVI, aunque su uso se generalizó un siglo después. La historia es muy curiosa, verás.
Seguro que te suena el nombre del Emperador Carlos I de España y V de Alemania. Pues verás… Carlos V vino a España desde Flandes para devolver la estabilidad a una Corona de Castilla que estaba abatida tras la muerte de Isabel la Católica. El Emperador no hablaba castellano y trajo consigo un séquito de nobles y clérigos flamencos como Corte, lo que supuso una pérdida de poder de la nobleza castellana. A esto le siguieron unas demandas fiscales que encendieron la chispa de la famosa Revuelta de los Comuneros que, resumiendo mucho, fue una de las primeras revoluciones burguesas de la Era Moderna.
Una vez desmantelada la insurrección, Carlos V limitó la tenencia de armas de sus súbditos. Cada noble solo podía tener una espada y un puñal. Pero el número de delitos perpetrados con armas seguía siendo alto, así que al poco tiempo el Emperador tuvo que ordenar que ninguna persona pudiese llevar armas de noche después del toque de queda (salvo que llevasen candela o se tratase de súbditos que salían temprano de sus casas para trabajar). Y si no eran nobles directamente tenían prohibido llevar armas de hoja larga, o lo que es lo mismo… espadas.
Es aquí cuando surge el ingenio y la creatividad castellana en forma de navaja. Este arma blanca permitía ocultar la hoja, por lo tanto era más pequeña, eludía la ordenanza real, era más manejable y, sobre todo, era mucho más barata que una espada.
Pronto se convirtió en un arma muy popular. Desde España se exportó al resto de Europa con gran rapidez y la presencia española en Las Indias hizo que su llegada a El Nuevo Mundo fuese casi instantánea.
Como otros gremios, los cuchilleros albaceteños tenían maestros que trasmitían, generación tras generación, el conocimiento de la fabricación de navajas, tijeras y cuchillos. Curiosamente el gremio de cuchilleros tenía sus talleres en la calle Zapateros de Albacete, pero con la llegada del siglo XVIII (la época de oro de la cuchillería albaceteña), la industria cuchillera se concentró en una zona más extensa de la ciudad. En esta época destacó el trabajo del maestro Juan de Arcos, quien en 1734 inició la actividad de una de las empresas más antiguas de España, la cuchillera Arcos.
La primera pieza que fabricó la firma Arcos data de ese mismo año 1734 y son unas tijeras creadas por Juan de Arcos que actualmente se encuentran en el Museo de la Cuchillería de Albacete. Pero sin duda, las navajas eran su producto estrella. Hay que tener en cuenta que todo el mundo llevaba navaja porque era muy útil.
En 1875 Gregorio Arcos Aroca fue quien convirtió el pequeño taller familiar de fabricación de navajas, tijeras y puñales, en una fábrica de producción de cuchillos en serie. Pero en el siglo XIX la cuchillería española entró en crisis.
Esto se debió a diversos factores. Por ejemplo el agotamiento temporal de los aceros, la competencia de la cuchillería extranjera o la existencia de restricciones y prohibiciones legales en relación con el uso y tenencia de armas blancas. En cualquier caso, el carácter artesanal de la producción hace que numerosas navajas españolas obradas en estos años sean de una belleza y calidad extraordinarias.
Con la entrada del siglo XX llegó la industrialización y se introdujo el motor eléctrico. Si te acuerdas, esto lo estuvimos viendo muy bien cuando te hablé de la marca AEG. Este hito coincidió con la Primera Guerra Mundial, por lo que se disparó la venta de cuchillos una barbaridad. Tras la contienda la demanda bajó mucho pero la situación empeoró sobremanera durante los años 50. El aislamiento de España por culpa del franquismo y la prohibición de vender navajas de más de 11 mm hizo que el sector entrara en crisis.
Como toda la industria, Arcos se tuvo que reinventar y el gerente de aquella época. Gregorio Arcos Villanueva centró la producción en la fabricación de cuberterías para el hogar. A la postre esto iniciaría la expansión internacional que les ha llevado a estar presentes en más de 70 países. Además de producir más de 1000 modelos distintos de cuchillos y más de 70.000 piezas diarias.
Con cerca de tres siglos de historia, esta compañía ha llegado hasta nuestros días gracias a la gestión ininterrumpida de la familia Arcos. Durante este tiempo la investigación y el perfeccionamiento de sus productos les ha convertido en un referente internacional de la cuchillería.
No es la primera vez que te hablo de cuchillas en BrandStocker, acuérdate de Gillette. Pero antes de acabar tengo que contarte una de las últimas innovaciones que han desarrollado. Se trata de un aditivo que incorporan a los mangos para evitar la proliferación de bacterias, cuyo naming es muy molón, el Nitrum. Una pasada.
Desgraciadamente el 2020 fue un año marcado por el dichoso Coronavirus, de no haber sido por él, los focos mediáticos habrían estado en Albacete, ya que en 2020 fue elegida como Capital Mundial de la Cuchillería. Una lástima porque habría sido una oportunidad única para decirle al mundo… «la navaja de Albacete no se regala, se vende al amigo a un precio simbólico, para que no se corte la amistad»…
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